Humor en Almiar
Agilidad mental El pensamiento es una parte tan natural de nosotros mismos que rara vez nos detenemos a reflexionar sobre él. Durante los años de nuestra escolarización obligatoria se suele dedicar poco tiempo de manera consciente al desarrollo de destrezas de pensamiento. Más aún, los profesores suelen dar por sentado que los alumnos adquirirán estas destrezas gracias al estudio de asignaturas específicas, sobre todo las matemáticas. Tal vez esto sea válido para un reducido número de escolares que continúen con las matemáticas hasta el final de sus estudios, pero, ¿qué pasa con los que deciden seguir otras ramas académicas? Pero no es eso lo fundamental. No son destrezas que solamente se puedan adquirir con el estudio de los números; el análisis crítico de una obra musical o de un poema puede exigir tanto razonamiento lógico como la comprensión de un teorema geométrico. En otras palabras: para la resolución de determinados problemas no es necesario conocer álgebra ni trigonometría.
Con la serie de ejercicios que me propongo traer
ante los lectores abordaremos esos ejercicios de pensamiento que suelen llamarse
«comecocos», formados por acertijos y juegos sacados de la experiencia común
y cotidiana y que, por lo tanto, no requieren de conocimientos especiales
para la resolución. Todos podemos crear una estrategia de pensamiento o unos
cuadros de entradas que nos permitan hallar la solución. No son acertijos
ni juegos raros, son los que aparecen en revistas y periódicos dominicales,
que casi siempre llevan la misma estrategia. Se ha dicho que uno sólo sale
de algún sitio cuando está realmente preparado para meterse en él, y en estos
ejercicios ésta es la regla de oro. Nadie pide Como hacía hace tiempo, no daré las soluciones sino en el número siguiente si me acuerdo o si las sé; no es por incordiar, es porque todos padecemos de pereza mental y acabamos dando la vuelta al periódico para mirar el resultado antes de acabar nuestras elucubraciones. Y nada más. Aquí les dejo con dos ejercicios simpáticos:
El primero es
el típico pasatiempos que siempre he odiado. Doy fe de que siempre que me
encontraba con un problema de este tipo en una revista o en el suplemento
dominical del diario, me lo saltaba olímpicamente con la excusa de que el
crucigrama era mucho más importante... hasta el día en que mi hija vino del
colegio con este ejemplo que les pongo. Sus amigos la habían retado a resolverlo
y se hallaba atascada. Una hoja de papel, un lapicero, una cuadrícula y mucha
paciencia nos dieron el resultado en más de una hora de estrujarnos las neuronas.
La estrategia se la acabo de dar, los datos se los pongo a continuación.
Con el tiempo supe que este acertijo recibe el nombre de «enigma de Einstein» porque este científico dijo que el 68% de los que lo intentan no lo resuelve. ¡Ánimo, que yo lo resolví! ¿No sabes empezar? Te doy unas pistas: - Construye una tabla con la información que tienes. - Haz un dibujo. - No desprecies datos que no se utilizan al principio, guárdalos porque serán los definitivos. No adivines. Utiliza sólo aquello de lo que estés seguro. No saques ninguna conclusión que no esté fundamentada directamente en los datos. ¿Estás en un atasco? Aquí tienes una ayudita, pero, ¿de verdad lo has intentado? a).- Según datos 9 y 14, el noruego vive en la primera casa, y la segunda es azul.
b).- De acuerdo con lo anterior c).- Usando (b) y 1, la casa del medio es roja y en ella vive el inglés, por lo cual, la primera casa tiene que ser el color que falta: Amarillo, en la cual vive, ya sabes, el noruego. Bueno, coloca los datos en la cuadrícula y sigue por tus propios medios... El segundo es similar, pero ya somos expertos y no necesitamos ayuditas. Aquí queda:
Saludos cordiales y hasta el próximo número, _______________________________
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