Humor en Almiar


Palíndromos


por

Antonio García Francisco
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Buenas tardes.

Y digo buenas tardes porque tengo dos motivos poderosos. El primero, que es por la tarde; el segundo, que ya va siendo hora de hacer algo desde Navidades.

Pero hay un poderoso motivo para andar tarde; que tengo sequía intelectual. Vaguería. Galbana, pereza, desidia... llamémosle «X», pero no tengo gana de trabajar.

Naturalmente, eso no es excusa para faltar a la cita de este rincón de Margen Cero. La web margencero.es, que sé verla al revés.

Sí, señores, sé verla al revés.

Sé verla al revés.

¿Y si leo al revés la frase «sé verla al revés»?

Sé verla del revés. Pues tengo exactamente lo mismo: sé verla al revés, porque lo que en realidad tengo es un bonito palíndromo.

Del griego palin, otra vez, y dromos, carrera, un palíndromo es una palabra o frase que se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Se dice que fue Sócrates el primer «palindromista» de la Historia.

Dicho esto, tengo que aclarar que desde hace tiempo quiero hablar de los juegos que nos permiten las palabras, y uno de los más bellos son los palíndromos. La primera vez que escuché uno fue hace muchos años, y decía así: «dábale arroz a la zorra el abad». Al margen de no entender para qué le daba un monje arroz a una zorra, resultaba sorprendente que la frase era capicúa: la leyeras en el sentido que la leyeras, la frase era idéntica.

Después fueron apareciendo más y más. En las largas y aburridas clases de latín en el colegio nos dedicábamos a buscar «palabras capicúas», pues aún no sabíamos la definición lingüística, y así fueron apareciendo una larga lista:

Anilina
Casaca
Dorado
Toronto
Reconocer
Sometemos
Después vinieron las frases “capicúa”:
Adán no calla con nada.
A la Manuela dale una mala.
Amad a la dama.
Amigo no gima.
Amor a Roma.
Ana lava lana.
Anita lava la tina.
Atar a la rata


Algunas hay que reconocer que las encontrábamos ya en los textos:


Anula la luz azul a la Luna.
Ávida dádiva.
Lograr gol


Y una nos la regaló un feriante en las fiestas locales:

¡Sale el as, sale el as!

Pasión era lo que sentíamos mis amigos y yo por esta faceta del lenguaje recientemente descubierta: existían palabras y hasta frases capicúas. Nuestro cometido era encontrarlas y asombrar a los compañeros.

Así, encontramos «las frases capicúas más largas del mundo»: «A mamá Roma le aviva el amor a papá y a papá Roma le aviva el amor a mamá» y «Sor Eva lleve llave, si sor Rosi se va, lleve llaveros».

Imposible que pudiera haber más.

Hasta el día en que visitamos la biblioteca municipal y descubrimos en «La enciclopedia de la simpatía» que había decenas, cientos, tal vez miles de palíndromos, que así se llamaba el fenómeno que habíamos «descubierto».

O dar, o dorar, o tira ese arito raro dorado
Adán no cede con Eva y Yavé no cede con nada


eran algunas muestras de ese libro.

Pero el colmo aún no había llegado. Allí descubrimos que, hace muchos siglos, Dante había escrito

«In gyrum imus nocte et consumimur igni»
(Dábamos vuelta en la noche y nos consumió el fuego)

¡Palíndromos en latín! ¡Como éste de Miguel Ángel en italiano!:

«A esi do l´ Iliade ed a ili l´ Odisea»
(A esos doy la Ilíada y a aquellos la Odisea)



Para nuestra desesperación, incluso se citaba al poeta del Renacimiento Juan de Timoneda que escribía:

«Tres versos con tal artificio hechos, que tanto dizen al derecho como al revés:
Ola moro moro malo.
No tardes y sed ratón.
No desseo esse don»

Hoy, quien quiera conocer palíndromos, sólo tiene que buscarlos en San Google. En la primera página que visito encuentro ¡un poema! palindrómico de Julio González Cabillón que no dudo en copiar:

Arde ya la yedra,
la moral, claro, mal.
No deseo yo ese don,
la tomo como tal.
No traces en ese cartón,
la ruta natural.

Arde ya la yedra,
la moral, claro, mal.
Amad a la dama,
la ruta natural.
¿Ávida de dadiva?
La tomo como tal.

Arde ya la yedra,
la moral, claro, mal.
¿Osar ropa por raso?
La tomo como tal.
¿O sacáis ropa por si acaso?
La ruta natural.

Arde ya la yedra,
la moral, claro, mal.
Átale, demoníaco Caín, o me delata.
La tomo como tal.


Lo dicho. Quien quiera saber, que no se matricule en una academia de conocimientos extraños. Basta con que busque en San Google. Otro día que yo tenga menos sequía intelectual, menos vaguería, galbana, pereza, desidia... llamémosle «X», pero que tenga gana de trabajar, seguiremos con el tema.

Les aseguro, pacientes lectores, que da para mucho. Como si habláramos de los pangramas.


¿Qué? ¿Qué no saben lo que es un pangrama? Pues se lo enseño con un ejemplo:

a) Abran un documento de Word.
b) Escriban =rand(1,1) y
c) pulsen INTRO.

Acaban de conseguir el inicio de un bonito pangrama, además de averiguar la dieta del veloz murciélago hindú.

Hasta otra.

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Imágenes en el artículo (orden descendente): Socrates Louvre, Sting [CC-BY-SA-2.5], via Wikimedia Commons | Palindromo e facce su tovaglietta di karta - Kandinsky Pub Perugia, intervención por autor desconocido, original en la web: www.emidiogiovannozzi.com/ images/lost_drawingz/pop/ingirum.htm




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