Aunque el sueño me derribe,
la noche
cultora de espejos
de verdades transparentes
de la desnuda conciencia,
libera la palabra
por la invariable vez del corazón.
Amante yo del viento,
quisiera llevase mis motivos
adonde no convoquen las horas
con su alarma de finales,
desearía no intuir mi próximo minuto,
partir desierta como antes de nacer,
abrir mis manos a tactos sin fatiga
para que no hubiera muerte recibiendo silencios.
Quizás sea ésta
la oleada causal de avalanchas por venir
o el preludio a lejanías.
Puede que el miedo se acopie de señales para jugar con sus cenizas.
puede que los pájaros sobrevuelen epitafios cuando ya nada baste.
puede que el ángel aparezca
o se pacte un estropicio.
Lo que sé es de almas sensibles
que lejos de vulgarizar efectos,
desmarcan los límites de las renuncias
invitando a la aventura
más allá de la gravidez aprehendida.

Busco mis palabras

Esta vigilia sin palabras me desgarra.
Las sigo, incansable,
por los márgenes
por la huella
por las dudas.
Pregunto sobre ellas al aliento
las distraigo con promesas
enhebro voces que expliquen mis razones
pero escapan,
de formas
de respuestas
de paciencias,
juegan
a las escondidas
al mutismo
al olvido.
Desconciertan la costumbre,
sabiendo que me lastiman
asedian por dentro.
La memoria
abierta de par en par,
no hace más que mendigar una salida
disparar aunque sea un disparate
sacar versos del bostezo.
No me sabe a natural esta sed de palabras.

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📩 Contactar con la autora: luia02[at]yahoo.com.ar

ILUSTRACIÓN: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

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