Yo no soy un samaritano
Viajo irreversiblemente viajo
viajo en esa combi negra empapada de luz vertical
viajo súbitamente en esta nave pedestre en el río Anidre
por donde me interno como una sonda abrasadora que no embellece
que no embrutece los cálculos las piedras el emplasto con que se cubre
esta enorme ciudad como un cuerpo abandonado
Viajo en esta negra combi y no hay niños ni perros a quien cargar ni llevar
cruzo el mar equilibrado como una pluma debidamente pesada como un asteroide
donde viajan mis semillas mis negras semillas pulidas por la gravedad
Viajo contra mí mismo en esta negra combi que me ata y me lleva abolsado
acucharado en vilo esposado que cruza el Estigia como un reo contumaz
como un pastelero de esquina
Estoy derramado Me baño en las viejas costas del Amanrote soy un esclavo
del príncipe Ademus donde me encapuchan
intolerablemente por hablar otro idioma por orar echado por sudar arcaicamente
y gritar desde una torre ¿Puedo viajar tranquilamente aspirando spray
sobre las pardas ondas transparentes ennublarme y seguir las flechas que
manchan el aire los líquidos caminos al sordo rebramar de sus olas? ¿Puedo
viajar desde dentro vermiforme pajita concentrado y redondo por esta tierra
que no es tierra que no es cielo que no se que puede ser salvo unos postes
y casas que dejo atrás como la vida que no se adelanta sino se atrasa
sin verlo mas sin recordarlo más?
Viajo en esta negra combi al volante mirando por el retrovisor a mis pasajeros
que solo yo los saludo cada mañana cuando toman y alzan el dedo sin yema
y se suben como pidiendo disculpas tan pesados que hunden las llantas
por sus deseos mas blancos que sus huesos que sus enredados pelos en las
carreteras que las pasan durmiendo embabando el parabrisas el espejo donde
no miran sino el paisaje de lata con pututeros de plomo reventando sus
tímpanos como en el juicio final reverenciando al Dios Tunupa porque en
un tiempo fueron rebeldes mas ahora son unos burócratas que yo conduzco
a su destino como si lo tuvieran en esta negra combi babélico sodomita
gomorrita que se detiene contra un árbol como un perro para orinar en
sus raíces en esa pared donde las putas revientan las cucarachas y las
mariposas con sus zapatitos de punta mientras recuerdo a Marcel Duchamp
con su Desnudo bajando una escalera a esta chica violada y panzona que
recojo como un buen samaritano pero yo no soy un buen samaritano la noche
no hace distingos porque a mi costado está el asesino de uniforme el coimero
y el sátrapa Estas almas que me los llevo que me los he puesto yo como
un saco a 150 kilómetros por hora a una velocidad cualquiera sin paradero
fijo nocturnal con sus rostros arrandados por el viento y sus palpitaciones
que remueven los asientos Los llevo a sus oikos al hoyo donde tal vez
jamás los vea ya eso no importa no importa bajan y bajan y me estoy aliviando
como si estuviera defecando y la canción de la Piaff
me anuncia un nuevo día Respiro la bruma amarro y flameo lo que queda
de mí De este largo viaje que recién empieza o que termina miserablemente
Me he ablandado cada viaje es una pérdida una nostalgia una dedicación
a mis semejantes una profilaxia un desgaste amical una borrachera un beso
esquivo una muerte un dolor a los dedos y a las muelas
Cada uno de mis miembros están solitarios solitarios como ensayando para
cavar una zanja y rellenarlo con mi cuerpo Cada día es una enfermedad
nueva y virulenta Y hay ganas de hachar y martillar los gladiolos de tu
boca y hay ganas de quemar fotografiar mi desgano y hay ganas de ir al
volante y hundirlo todo
Mi cabeza no puede alucinar hierve corruptamente por una mujer Respiro
nuevamente después de las 12 horas respiro nuevamente sobre un paisaje
en cero duchado como una piedra destilada Me arrimo al asiento toco el
acelerador y jalo la palanca El mundo se mueve rueda sobre otros cuerpos
como un soplo volátil me adentro en sus forros Ya no sé que hacer la cuerda
pandeada se estira como el láser en el ojo Y ninguna ave me recuerda haberla
visto virgen desde una tanqueta que dispara
Viajo irreversiblemente viajo Me estoy yendo totalmente
maldito y secuestrado
¿Los muertos viajan viajan los muertos?
DOMINGO RAMOS
nació en Ica, al sur de Lima (Perú). Estudió Sociología en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Fundador del movimiento artístico Kloaka
(1982-1984). Publicó Arquitectura del espanto (1988), Pastor
de perros (1993), Luna serrada (1995) y Ósmosis (1996).
En 1999 fue Premio Copé de Poesía Petroperú por Las cenizas de Altamira.
En el 2003 obtuvo el Primer Premio de Poesía Erótica Oquendo de Amat con
el libro Erótika de klase, organizado por la Embajada de España
y el Centro Cultural de España en Lima (Perú). Ha participado en varias
antologías tanto dentro como fuera de su país.
Contactar con el autor: lunaserrada[at]hotmail.com
Ilustración poemas:
Christian Jaramillo Vargas Arbol,
By Christian Jaramillo Vargas (Own work) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)
or CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0-3.0-2.5-2.0-1.0)],
via Wikimedia Commons.
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