ALMIAR

Margen Cero

Biblioteca de poemas
1.ª época (junio-julio de 2005)
Selección: Antonio Alfeca



ARNALDO SEJAS

Indelicado comentario sobre mí


Nada que decir,
hecho migas,
enfermo.
Es el trabajo,
lo tortura,
lo destroza,
lo mata,
no es para él.
Vago,
dejado,
pobre rata idiota,
esquizofrénico mal pagado.
Va a caer frito al piso,
un botón de apagado,
un adiós en susurros,
inescuchable,
ignorado,
se lo merece,
muerto sin querer,
muerto y ni era lindo,
muerto al atardecer.
(Dios mío todavía no)
Cobarde,
no estás preparado,
nadie lo entiende,
a nadie le importa.
Un nombre entre miles.
Un hombre entre hombres.
Un nadie indeciso bailando en la inconstancia.

Y todo es un poco exagerado,
tus pies,
tus ojos,
tu color,
tus miedos,
tus fobias,
tus sueños.
Tiene algo mal,
en la cabeza y claro,
en la muela.
Desea que esta noche no,
suficiente de latidos de abejas,
muela mala.
suerte de cinco centavos en la almohada.

Sudaca,
mierdita de canario,
boceto de persona,
escritor de prólogos.
Deseando sanar en el mar de los medios vivos.
Pánico a las marcas,
mal acostumbrado,
aún pocos dolores,
marica,
teme a los doctores
y a los hospitales
y a el amoniaco.
No a la muerte.
sólo a la espera
y lo que deje sin completar,
y las tumbas anónimas,
hectáreas de cuerpos devorados por gusanos.
No tiene sentido.
No es lo que se espera.
No lo entiende.

Poco hombre,
huye de las multitudes,
irrita a su mujer,
aburrido semiprofesional,
nadie lo quiere invitar a comer mariscos.
Exiliado por elección,
se cree especial,
artista,
pero no del Mau mau,
ni de campiñas francesas.
Del sur sí,
ahí sí,
es un célebre,
se firma y se dedica todos sus poemas.
Y nunca llega a horario.
Discrepa con los relojes.
Y recibe multitudes,
que son de un par o menos.
Lo engañan con cervezas.
Lo matan con promesas.
No sabe cuando está despierto
y no sabe hablar de Borges.


Se complace frente al espejo.
Memoriza la medida de su pene
y se miente unos centímetros.
Se olvida de afeitarse,
usa camisas,
y toma cerveza en vasos,
pero siempre se le rebalsan,
y gana,
humedad en la ropa y en el alma.
Se echa perfume,
mira por sobre el hombro,
se cree con estilo.
Nadie le cree,
él no se cree,
Y dice:
«Me vuelvo a casa»
y se siente un solitario.
Pero duerme con la tele encendida.
Olvida las camisas,
pierde los escritos,
vuelve al nicho,
no atiende el teléfono,
aunque no es odio,
no sabe qué decir.
Compra una roza,
se siente estúpido,
perdió a su mujer y tiene una roza,
evita las miradas pero las siente en la nuca,
camina desgarbado,
todos lo ven,
risas, risas, es el chico de la escuela,
moqueando en el patio,
abrazado al mástil,
defraudándolo todo,
Pero,
ama a su mujer,
tiene suerte,
no se la merece,
ni siquiera sus zapatos,
ni su suavidad,
pero pagó cuatro pesos por una flor masacrada.
La encuentra, la besa, ama sus ojos felinos,
no dice el precio (lo dirá mas tarde)
es feliz en ese momento,
sólo tiene que estirarlo en lo que resta del año.

_________________
Contactar con el autor: Ellarvarecords[at]hotmail.com

Info Ilustración poemas: Ashkar11 by Hossein kazemi - Own work. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons.



Sumario del presente número de Mar de Poesías:

Abdul R. Memon Alfredo Vaeza Ángel Barceló Antonio López Medinilla Arianna Castañeda Arnaldo Sejas Avelino Gómez Carlos Juric Carmen Garrido Carolina Hodgson Fedora Vega Iago Chouza Jorge Cuña José Luis G.ª Herrera Juan Carlos Vásquez Mamen Moruno Mario Meléndez Martín Lucía Miguel Á. Ontanaya Natalia Barros Noel Prato Norma Nava Ophir Alviárez Óscar Portela Roxana Palacios Salomón Valderrama Sary Oliva Susana Giraudo Teodoro Frejtman



Separata publicada con el n.º 22 de la Revista Almiar - junio/julio de 2005
- ISSN 1695-4807 - Margen Cero™ es socio fundador de A.R.D.E.
Derechos reservados por los autores - Aviso legal