ALMIAR

Margen Cero

Biblioteca de poemas
1.ª época (junio-julio de 2005)
Selección: Antonio Alfeca



JUAN CARLOS VÁSQUEZ

Magnífico fin

Magnifico fin
transgredes mis fuerzas
con tu inevitable existencia,
y me pregunto para qué ese vientre
desplegó en mis manos un hilo de poder.
Hoy que veo el orden del universo y no
comprendo.

Que alguien me secuestre con su vuelo,
seguiré su paso hasta morir agredido por el descolor
de las plateadas canas.

Andando por calles y por islas,
orden lineal de otras geografías,
copiando para desenterrar al mundo pero
sepultándole, recapitulando en un afán de orden
muerto que me inunda de somníferos en un
cuarto rojo y sin ventanas.

Hora en que todos duermen,
hora en que todos piensan en un manojo
de cuerdas, de puentes, de manos, de impulsos.

Protagonista el jardín que nace ante la mirada
ingenua de quienes están por desentenderse.

No queda más que respirar en los últimos
alientos, ilusionarse por la prontitud de cualquier piedra
y sonar las campanas por esa oración perdida,
para rescatarla de los vocablos ausentes y transformarla
en una referencia con un altar.

Maldito tic-tac sin remedio,
su amenaza la desilusión y siempre precede.
Hagamos una última fiesta con los remiendos,
colaborando con la risa,
distraídos para satisfacer probables curiosidades,
preparándonos para cuando se agote.

Magnífico fin,
de fatiga feliz, de sonrisa cínica.
Atardece con tu impulso mientras sacamos
las últimas fotos y hacemos la elección apoyando
la cabeza.

Entre tantos trasnoches que nos sorprende con
la mentira de una descongelante primavera,
un buen día, y bajo su propia responsabilidad
sigue y descuenta.

Llenando de mosaicos y de vendedores ambulantes
nuestros últimos deseos.

Magnífico fin sé del inevitable, y me torno a los
alrededores a pasar el día en la contemplación,
caminando y como perdido en una búsqueda
que tú te encargarás de proscribir.

La cama


Ella con su dedo
puede arrastrarme de mi
resto-burbuja a la fascinación
de las promesas.
La fragancia del jardín rodeó
todo cuanto circulaba,
tonterías tan agradables
camufladas a discreción.
Y es que me pone a
existir tan cerca de su vientre,
con hechizos tan viles que
ya conozco pero que no
desapruebo, la otra servidumbre
consciente de su propio valor,
Oración que equivocada
o no,
nos aparta de la destrucción.
Pudiéramos matarnos y
una silueta en el candelero de la
mesa establece la otra bienvenida,
desnudándonos en el amparo
de un sorbo,
a la sombra de nuestros ombligos
que amalgaman entre ángeles y
demonios esa sed desesperada.
Que me crucifique en sus calles,
no tengo más ganas de salir
a vagar,
nacemos de agridulces besos
que derraman que nos
cubren con una visión
carnavalesca,
Ciudad del óxido donde se agitan
las golondrinas comiendo entre la
niebla.
Ella y Yo somos nuestra religión,
el cansancio de los que meditan,
sobre una cama que siempre
está y no se molesta
en preguntar qué será de nosotros.

22 de junio de 2004, New York.


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Contactar con el autor: juancarlosvasquez72[at]hotmail.com

Info Ilustración poemas: Act 2 by Antoni Karwowski by Antoni Karwowski - Own work. Licensed under CC BY 2.5 via Wikimedia Commons.



Sumario del presente número de Mar de Poesías:

Abdul R. Memon Alfredo Vaeza Ángel Barceló Antonio López Medinilla Arianna Castañeda Arnaldo Sejas Avelino Gómez Carlos Juric Carmen Garrido Carolina Hodgson Fedora Vega Iago Chouza Jorge Cuña José Luis G.ª Herrera Juan Carlos Vásquez Mamen Moruno Mario Meléndez Martín Lucía Miguel Á. Ontanaya Natalia Barros Noel Prato Norma Nava Ophir Alviárez Óscar Portela Roxana Palacios Salomón Valderrama Sary Oliva Susana Giraudo Teodoro Frejtman




Separata publicada con el n.º 22 de la Revista Almiar - junio/julio de 2005
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