Volver al índice de la Biblioteca

Página principal

Música en Margen Cero

Poesía

Pintura y arte digital

Fotografía

Artículos y reportajes

Radio independiente

¿Cómo publicar en Margen Cero?

Contactar con la redacción

Síguenos en Facebook





Adiós
__________________________________________________________________
Patricio Moraga Vallejos

 

Acabas de colgar y de decir adiós. Y se me abalanza el silencio. Uno profundo, uno hiriente y castigador. Me envuelve, me atrapa, me invade. Entra por mi boca, me aprieta el pecho y no encuentra salida. Ensordezco, enmudezco y clavo la mirada en un muro, donde veo aparecer tu nombre para luego ser testigo de su desvanecimiento como si tratara de un malicioso truco de magia.

Y me quedo esperando un instante, quieto, muy quieto, mudo, como muerto. No quiero alertar a nadie, no deseo compasión lastimera, no quiero delatarme como un animal herido y abandonado. Y espero que sólo sea un engaño, una pesadilla, un delirio más en mi atormentada forma de vivir.

Y espero que vuelvas a llamar y en ello se me pasan las horas, el día y la noche. Y no sucede. Y te busco por toda la casa. Reviso cada lugar como si jugaras a esconderte y no te encuentro. Sin embargo, huelo tu perfume y me arrastro sigilosamente para intentar sorprenderte. Y por más que te respiro en cada espacio, no estás. Y mis brazos se vuelven inútiles pues al querer alcanzarte se enredan de forma estúpida.

Y me invade la frustración y la angustia.

Y la realidad me golpea el rostro. Y me doy cuenta que te has despedido para siempre, sin retorno, sin misericordia. Y tu rostro se me adhiere en la frente. Y tus manos escapan de las mías. Y me quedo recordando el sabor de tu último beso cuando juraste que me amarías para siempre. Y entiendo que nada es para siempre, menos el amor donde siempre acecha el error, la traición y el dolor.

Y tu adiós se apodera de mi cuerpo. Tiemblo, sudo y pierdo la orientación. La tristeza se agiganta y me aplasta, me devora sin sutilezas ni miramientos de ningún tipo y me deja botado en un rincón, sin fuerzas ni voluntad, disponible para el festín de las aves carroñeras o para ser arrojado a un cajón.

Y reina la desolación, una grande, una que termina abatiéndome.

Y me quedo solo, perdido en mi propio destino, sin poder despegar mi boca del suelo, imaginando ilusamente poder amarte en sueños.


_____________
@ sustituida para evitar el spam CONTACTAR CON EL AUTOR: pmoraga[at]elcentrosa.cl

ILUSTRACIÓN RELATO: Telephone number 9, By cmiper (Flickr) [CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons.