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A la China
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Andrés Ugueraga


Estoy en el living de mi casa. Estoy jugando al Counter Strike; hoy es un lindo día para salir pero mi mamá no me deja. Sufro de asma. A veces vienen amigos de la escuela, únicamente los fines de semana; vienen y se quedan a dormir. Pero hoy es recién miércoles. Ya hice los deberes, ya tomé la leche y ya ordené el cuarto. No me queda otra cosa que ponerme a jugar al Counter Strike, sino me aburro mucho, aunque esté ya cansado de jugar. Los demás juegos ya me aburren demasiado, que mi mamá se los regale a mis primos. Yo ya no los quiero. Ahora sí que me aburro los días entre semana.

Antes por lo menos venia Paco: el que vive ¿o vivía? al lado, en la casa de verjas negras que ahora está creciéndole una enredadera enfrente bastante espesa. Ya casi no se puede ver la casa. Algunos cuentan que ya no vive nadie ahí. Mi mamá dice que se habrán mudado sin avisar a nadie para que los deudores no le golpeen la puerta, eso dice mi mamá. Yo no le digo nada, que piense lo que quiera. Pero a Paco y a mí nos gustan los mismos juegos y las mismas cosas. Una vez vino con un libro que todavía lo tengo, lo cierto es que también lo leí, y me gustó mucho. Comentamos algunas cosas, y él, por primera vez me contó lo que quería hacer. El quería conocer la China desde hace mucho; pero el pasaje era muy caro. Incluso llamó a distintas empresa de aviones, «¡son caros!», se quejaba, «¡hay que trabajar mucho para llegar a viajar a la China!, quiero conocer la China», afirmaba. Y al tiempo tuvimos esta conversación:

—¿Pero cómo lo vas a hacer Paco?

—Muy fácil: busco una buena perforadora y una pala que eran de mi papá —dijo—. En mi casa hay un depósito una pala y una perforadora, esas que se usan para perforar el cemento de las calles ¿viste?

—¡Y qué tiene que ver eso con un pasaje a la China! —le dije buscando una razón.

—Y pensá...

—Que las vas a vender y después ahorrar...

—¡No!

—¿No?

—Voy a excavar en el patio de mi casa. Ahí hay un suelo blando para empezar. Todos los días un poco. Cuando me acuerde voy a estar cerca del centro de la Tierra y después: la China, o cerca de la China.

Yo no le dije nada a mi mamá, porque no me dejaría que me junte con Paco más. Pero le pregunté cómo iba a hacer con la comida, el aire y el agua... y la electricidad para que ande la perforadora El me dijo que su mamá le iba a tirar todas la mañanas comida hecha, le iba a agregar cien metros de cable para la perforadora y para el oxígeno que iba a ser provisto por una bomba. Así todos los días. Yo a la madre no la conozco, nunca la vi. Todos los días hablábamos de eso. Hasta que un día dejó de venir. Al lado, en su patio, se comenzó a escuchar ruidos de esa perforadora. El tapial es muy alto como para yo pode ver qué pasa, y subir al techo me da vértigo. Lo cierto es que nunca más lo vi. Todavía tengo su libro y más de una vez golpeé su puerta y no atendió nadie. No sé qué decir.


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Andrés Ugueruaga es un autor nacido en Reconquista; Santa Fe (Argentina).
sin @ para evitar el spam andresugueruaga(at)hotmail.com

ILUSTRACIÓN RELATO: Girls silhouette on wall child is bouncing on a trampoline, By Leon Brooks [Public domain], via Wikimedia Commons.