El águila

Héctor Krikorian

Ellos saben que no les voy a dar lo que me piden.

Me tienen bronca porque no les digo nada y por mi águila. Ella no tiene límites y se escapa.

Siempre. Todas las noches.

Cierro los ojos para no pensar más. Me llevan. Otra vez.

Me pegan trompadas en los riñones mientras caminamos hasta llegar.

El lugar es frío y casi oscuro. Lo ilumina apenas una lamparita eléctrica agarrada al final de un cable cagado por miles de moscas que ahora no están. Debajo está la silla de metal, mojada de sudor, sangre y agua. De otros. Quizá mía también.

Me hacen sentar, igual que todos los días.

Después se van a la pared del fondo. Apenas los veo. Siento que me miran y se aburren. Y escucho:

—Vamos a ver qué carajo pasa hoy con este loco.

Y siguen allí, como si estuvieran reponiendo fuerzas que yo no les hice gastar.

Un poco del humo de sus cigarrillos me da algo de alivio.

Pienso en mi águila.

Aspiro el gusto del humo usado, hasta que la lámpara me roba la última nube azul.

El más gordo se me acerca golpeando el piso con sus botines.

—Levantá las patas —dice aburrido, y me hunde los pies desnudos en el agua de la palangana que está delante de la silla donde estoy sentado, debajo de la lamparita eléctrica de la que cuelga otro cable donde está enchufada una picana negra.

Se acerca otro. A este le tengo miedo.

—Listo, che le dice el gordo.

¿Y, loquito, vas a hablar hoy? dice el que le tengo miedo.

Como siempre, en vez de palabras les devuelvo miradas estúpidas.

Entonces, grita:

¡Che, boludo! ¡Hasta cuándo te vas a bancar esto!

Y vuelvo a pensar en mi águila.

Después se quedan un rato callados.

Ahora la lámpara empieza a titilar, a quejarse, a perder fuerza, a encenderse y apagarse. La electricidad que se le escapa me perfora la espalda desde la picana negra que cuelga del cable.

Sacudo todo el cuerpo con las descargas. Una vez. Dos veces. Tres veces.

Las sogas que me atan me lastiman.

«No sé nada» creo que digo sin desmayarme.

Entonces otra vez y otra y otra.

Me imagino que hablo, con la boca abierta, inundada de baba y saliva y sangre.

Cada vez que la lámpara ilumina menos se agranda el dolor que me clava la picana. Como si fuera una madre que está pariendo muerte.

Y todo se repite.

Lámpara agua picana descargas temblor baba sufrimiento sangre.

Y mi águila.

—Bueno, basta, che. Es al pedo. Vamos a llevarlo. Me parece que en cualquier momento lo van a despachar a este.

Ahora sí que me tienen que arrastrar. Ahora tienen que trabajar.

Los pies no me sostienen y barren el piso. Me duele mucho todo el cuerpo.

Abren la celda y me tiran encima del catre. Cierran la reja con un ruido que no puedo aguantar.

Descanso un rato.


Mi pensamiento está fijo en mi águila.

Los reflectores del pasillo se hunden en el calabozo.

Sé que me miran.

Allá arriba la ventana enrejada, espera, tuerta.

Y llega el momento.

Extiendo las manos en dedos-alas. Mis guardianes ven de nuevo a mi águila revolotear libre y negra. Acaricia uno a uno cada ladrillo. Vuela en círculos que suben y bajan. Roza una pared, la otra y la otra y vuelve a hacerlo, lenta, con todo el tiempo del mundo. Sin apuro. Horas y horas.

Hasta que alcanza el techo.

Y después, sin que nadie lo pueda impedir, llegamos a la ventana y la atravesamos hacia la libertad.

Como siempre.

Como todas las noches.


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El águila - Segundo premio del III Certamen de Relato Breve Almiar.



Héctor Krikorian

Su autor, Héctor Krikorian (Buenos Aires, 1937), abogado, realizó taller de escritura con Alicia Dujovne Ortiz, Fernando Sánchez Sorondo, Eduardo Gudiño Kieffer y Liliana Díaz Mindurry. Ha escrito cuentos, poesía, teatro, ensayos y una novela (inédita). Está casado con Ana María Pizzi, tiene dos hijos: Christian Rodrigo y Gonzalo Ruy León, y un nieto: Mateo Krikorian Satora. Entre otros premios y distinciones ha recibido los siguientes:
* Ganador del Premio Edenor – Concurso de cuentos para escritores inéditos 1995 – 21.ª Exposición Feria Internacional de Buenos Aires El Libro - del Autor al Lector.
* Medalla de honor y Mención Especial – Cuento – Certamen Literario de cuentos breves – Cathedra – 1995.
* Segundo Premio – Poesía - Certamen Literario 42.° Aniversario Club de Leones de Buenos Aires – 1997.
* Segundo Premio – Concurso de cuentos 1999 – Colegio Público de abogados de la Capital Federal de la República Argentina.
* Mención de honor – Concurso de cuentos 2003 – Revista literaria Décima Musa.
* Mención de honor y Mención especial – Cuentos - Certamen Literario Luis B. Negreti 2003 – Sociedad argentina de escritores – Seccional Junin.
* Seleccionado en el I Premio Internacional de cuento Carmen Báez – Morelia – México – 2003.
* Segundo Premio y Medalla – Cuento - Certamen Literario 49.° aniversario Club de Leones de Buenos Aires – 2003.
* Mención honorífica – Concurso de cuentos 2003 - Colegio público de abogados de la Capital Federal de la República Argentina.
* Primer premio del Primer Concurso de Cuentos Cortos – Año 2004 - Centro de Jefes y Oficiales Maquinistas Navales de la República Argentina.
* Seleccionado para Antología Certamen Nacional de Poesía y Narrativa Breve 2004 - Editorial De los cuatro vientos.
* Mención y seleccionado para Antología – Concurso Canto a la vida - Ficción breve - 2004 – Pontificia Universidad Católica Argentina.

CONTACTAR CON EL AUTOR:
hkrikorian [at] gmail.com
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▫ Relato publicado en Revista Almiar (2005). Página reeditada en julio de 2020.

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