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Apocalíptica


¿Por qué me matas,
por qué me hieres?
En tus ojos enemigos
el dolor se me viene.

Detén tu espada
que al cielo se eleva y brilla,
Te devuelvo bien por mal,
toma mi rosa amarilla.

Y en el desencanto revienta
la tierra, los hombres olvidan,
se rompen las entrañas,
se rompe la vida.

También el aire revienta,
la brisa triste con ella
arrastra la hoja aquella
del árbol aquél.

Se ha muerto la hoja que fue vida.
El viento la lleva al río,
y allí se muere, allá se ahoga.
La seca el sol, la pudre la herida.

Aquella brisa que te regaló tu brillo.
Aquel agua que te dio la vida,
Te dio ayer la vida el aire,
te mata hoy un fulgor amarillo.

Matan la suerte que brilla.
Tus ojos rojos como la muerte.
detén tu espada, detén el acero brillante
toma mi rosa amarilla.


Inclemente la espada
ya desde el cielo desciende
para abrir mis entrañas.

Tu vida se enciende
.


¿Que encontrarás allá amigo?
si buscas amor, si dentro me buscas
no hallarás odio, ni siquiera rencor,
sólo la agonía de quien no fue tu enemigo.

No te odio, pero me clavas tu espada,
ya no lloran mis ojos, sino mi corazón.
Dame un abrazo le pido y un beso me regala.
Ahora te veo llorar y yo no te odio.

Dame tu espada mi amigo,
Yo no quiero luchar,
son los hombres ciegos,
los que no han visto el amor.

Tienes mi corazón, tienes mi dolor
ya tienes mi entrañas.
Dame tu corazón, dame un abrazo.
Toma mi mano, toma una flor.


Fernando Mollá
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