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El nombre de mi amada
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Cesc Arnau


El nombre de mi amada, queridísima esposa, es Mercedes, igual que el coche.

El coche de mi amada, queridísima esposa, no es un Mercedes como su nombre.

Mi adorada mujer tiene muchas cualidades, y también muchos defectos como decía también mi padre.

Tiene un cuerpo esbelto, delgado, piel morena, y labios para que se pierda un beso entre ellos.

Mercedes desea más que nada en este mundo ser artista. La pobre nunca lo será.

Pinta mal estúpidos cuadros naif.

Escribe poesías románticas sin romanticismo.

Sueña con ser actriz pero es incapaz de interpretar una línea sin equivocarse.

Quiere ser torera, quiere subir al Everest.

¡Está llena de inquietudes!

Es aceptada por todos, por la clase intelectual local. Su hermoso cuerpo ha pasado por las manos de todos los pintores, escultores, cuentistas, novelistas y ensayistas locales, y todos alaban su arte.

Es una mujer casi mística, marujona de la cultura, esclava de todas las modas.

No es rechazada tampoco por el concejal de cultura, ni por la Junta de Clasificación de Actos, ¿qué actos? Nadie la repele, todos la aceptan, y es feliz. Porque halagan sus todas sus pinturas, porque halagan sus aburridos cuentos, porque la animan si se equivoca en el grupo de teatro. Porque conocen palmo a palmo su cuerpo y su lecho.

Mi mujer Mercedes, una noche mientras intentaba inútilmente hacer una tortilla, no se sabe aún de que manera, se le incendiaron sus largos y hermosos cabellos, se le incendió todo el cuerpo.

La llevamos rápidamente a un hospital y allí le diagnosticaron quemaduras de muchos, muchísimos grados, tantos que quedó irreconocible, su belleza carbonizada para siempre.

Perdió inmediatamente todas sus relaciones sociales, ya nadie le aduló más sus cuentos, ni sus poesías, y la echaron del grupo de teatro.

Nadie la solicitó entre las sábanas, ni los artistas, ni los políticos. Se quedó maltrecha, conmigo a solas, con la persona que más aborrecía en este mundo.

Tuve que abandonarla, claro, sus histerias duraban a veces horas, además su cuerpo me daba asco.

Un día de primavera cogí mis maletas y me marché. No sé nada de ella. No sé nada de Mercedes. ¿Se habrá suicidado?



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CONTACTAR CON EL AUTOR: glofran1[at]telefonica.net
ILUSTRACIÓN: Fotografía por Pedro M. Martínez ©