Gabriel Impaglione
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4 poemas
La soledad multiplica la noción
de mujer ausente
la ensancha
hasta llenar la noche de sus ojos.
Lejos
como un destino de victoria
se echa a mi lado
desnuda, tangible, encendida.
Se entrega a mi boca
y la amo entonces
calladamente triste.
Ahora que me habita
la nada enmudecida
salto hacia el grito
y la nombro.
La tarde es una fuente
de frutas roídas por los días.
Pesa la tristeza.
Bruma de piedra.
Contamina aire y deseos.
Salgo a ningún lado.
El amor me sobra
inútilmente.
Poética
Abrir los pasadizos secretos
de las horas deshojadas.
A tientas, intentarlos.
Ocupando las manos
la terca voluntad de taladro
la inconciencia empuñando
el oficio de topo abecedario.
En el final de cada túnel
a veces,
la poesía.
Quedó en ti
enredada
mi pequeña vida revivida.
Como un niño
trepado a los árboles
del sueño.
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Contactar con el autor:
la-uni[at]mail.unlu.edu.ar
Ilustración poemas: Fotografía
por
Pedro M. Martínez ©
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