artículo por
Carlos A. Pasqualini

E

sta homología propone un origen compartido; en cuanto trilogía que trabaja sobre la palabra en sentido etimológico y evocativo; abriendo polisentidos, en total disenso con la univocidad de los discursos habituales que buscan hacerse «entender» sin equívocos.

La filosofía (no toda), el psicoanálisis (sin ortopedia) y la poesía (que poetiza), al pensar, escuchar y evocar desde la palabra, producen  un decir que las hermana.

Habitan cumbres distintas, pero vecinas, compartiendo una posición ajena al uso del lenguaje como instrumento de comunicación utilitaria.

Desde siempre vinculadas, filosofía y poesía, la naturaleza de su vínculo ha sido motivo de preocupación en el pensamiento occidental; y es en los albores que sus iniciales balbuceos filosóficos surgen desde un hombre perplejo ante la inmensa variedad del mundo ofrecido a su mirada; donde sólo le cabe el thaûma (asombro, sorpresa) ante la totalidad del ente que se ofrece, allí, donde pudo no haber nada.

Aquí comienza a filosofar; guardando con la poesía diferentes grados de cercanía y alejamiento, hasta un posterior y extremo olvido del Ser, eclipsado y confundido ante la creciente representación del ente.

La gravedad de esta situación, in crescendo, en el decurso de la Metafísica Occidental ha motivado por parte de Martín Heidegger una revisión y Deconstrucción de sus fundamentos a lo largo del laberíntico trayecto de su profunda obra.

Si bien, en sus pasos iniciales, tiene la filosofía un andar poético cuando eleva su pregunta hacia los dioses, como lo hace Hesíodo en la Teogonía  (generación de los dioses) al invocar a las musas: Decid cómo, con los dioses, nació todo desde un principio: la tierra, los ríos, el mar infinito de impetuoso oleaje, los brillantes astros y el ancho cielo en lo alto…; la religión y la mitología, dejaron con el tiempo de poder  satisfacer con sus respuestas, ante  el avance de mayores demandas conceptuales, y en la medida en que el hombre pudo hallarse más libre de las exigencias perentorias para subsistir y poder obrar con mayor independencia de las concepciones mítico-religiosas, comenzó a dirigir sus preguntas a las propias cosas que lo rodeaban.

A partir de esta nueva ubicación trató en adelante de penetrar la apariencia, en busca de la esencia, mediante una conceptualización creciente, que a partir de Thales de Mileto (considerado como el primer filósofo racional) ya no referirá los orígenes y fundamentos a fuentes sobrenaturales, sino que su preocupación y la de los filósofos que le han de seguir, como Anaximandro y Anaxímenes se enfocará sobre los elementos naturales (animados de vida) y alcanzará posteriormente una mayor abstracción y simbolización con Pitágoras desde una compleja elaboración basada en los números, considerando el resto como mera literatura.

Así, paulatinamente, desde diferentes posiciones se irá enunciando la verdad de su pensamiento; que cobrará intenso vigor en el devenir  filosófico, con la conocida condena platónica a la poesía imaginativa.

A partir de lo expuesto percibimos entonces un campo de tensión fluctuante entre filosofía y poesía, de plena coincidencia entre ambas en los primeros griegos y de posteriores distanciamientos y acercamientos alternantes; lo cual evidencia la batalla interna que siempre animó y anima el espíritu del hombre, agitado y clivado entre el asombro y la fascinación que lo subyuga, conmovido por la pasión y la «mentira» del arte, y la defensa ética de la verdad platónica.

Prueba de ello son, entre tantos, algunos de los momentos críticos de su pensamiento, en  donde gira el periscopio socrático-platónico e intenta acercar la esencia y la apariencia, poetizando la ciencia. Dice Nietzsche en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral:

Hay periodos en los que el hombre racional y el hombre intuitivo caminan juntos; el uno angustiado ante la intuición, el otro mofándose de la abstracción; es tan irracional el último como poco artístico el primero.

Ambos ansían dominar la vida: éste sabiendo afrontar las necesidades mas imperiosas mediante previsión, prudencia y regularidad; aquél sin ver, como héroe desbordante de alegría, esas necesidades y tomando como real solamente la vida disfrazada de apariencia y belleza.

Agrega en otros pasajes de su obra, cuando eleva su palabra como grito: ¡Para los griegos todo era vida, para nosotros todo se queda en conocimiento! Y luego: el poeta que miente, a sabiendas, voluntariamente es el único que puede decir la verdad.

El poeta vive y ama, nos dice Pessoa, y no pretende  preguntas ni respuestas; no le incumbe la verdad platónica y es su goce la ficción. Es un fingidor.

Heidegger «un pensador insoslayable» —como lo denomina el filósofo Arturo García Astrada—, se refiere al poeta como aquel que desde su decir desoculta el ente, amaneciendo verdad desde la poiesis donde nace, como algo que no estaba pero que la techné crea.

¿Ser inspirado eventualmente por algo del orden de la poesía para intervenir en tanto que psicoanalista? Es esto, en efecto, hacia lo que tienen que volverse (…) No es del lado de la lógica articulada aunque me deslice en ocasiones hacia ella donde ha de sentirse el alcance de nuestro decir…. (Jacques Lacan, Vers un signifiant nouveau, Ornicar? 17-18, 1977).

Por ello el analista, cuando escucha y deja a un lado la pretendida  coincidencia de su interpretación con la «objetividad histórica del trauma» y aguarda sereno el devenir significante, puede puntuar ofreciendo un sentido, al parecer arbitrario, que sorprende, conmueve y emociona, como la poesía, provocando efectos, efectos de interpretación que podrán obrar como verdades válidas.

Pensar en lo pensado, lo aún no pensado, lo impensado; escuchar en lo dicho, lo no dicho de un decir, en serena espera del alumbramiento como verdad del Ser, en voces que asoman en las grietas que provocan sueños y fallidos, en ocasionales y fugaces visitas de las «musas», advenimientos de un ocultarse / desocultarse (Aletheia) que solo ocurre cuando se permite el libre advenir, desde la poiesis que nos dona el logos.

Logos que no es la Ratio del pensar cartesiano que mensura y todo lo calcula, en procura del máximo rendimiento, desvirtuando aquel origen primigenio que supo abrirse serenamente a la llegada ocasional del Ser.

Es entonces para concluir, que desde diferentes praxis  pensadores, poetas y analistas pueden acercarse en una coincidencia que habilite el advenimiento y no la imposición que ordena el discurso del amo, ni la que intenta explicar el universitario; desde donde poetas, filósofos y analistas, aunados en la paciencia – impaciencia que les viene dada, habiten la casa del lenguaje, recorran sus estancias y en ocasiones encuentren sus puertas, en una atmósfera de verdades que rondan, que se anuncian y escabullen, les quepa una serenidad suspendida, a la espera de que surja y fluya la palabra.

Actos, el pensar, el analítico y el poético, sustentados y aunados en la aventura de la palabra; y desde ella poder iniciar sus caminos, guardando sus respectivas identidades y diferencias.

 

parrafo psicoanalisis y poesia

 

Carlos Alberto PasqualiniCARLOS ALBERTO PASQUALINI, argentino, nacido en 1937, reside en la ciudad de Buenos Aires (C.A.B.A). Médico Psiquiatra (UBA), psicoanalista, escritor, artista plástico.
Exdocente de posgrado en las Universidades Nacionales de Bs. As. Córdoba y Rosario. Ex-redactor de la revista a/mbiente (La Plata) Colabora actualmente en la revista Generación Abierta (Bs. As.). Miembro del Centro de Estudios Poéticos. (Bs. As.) y del Aula de Filosofía y Poetología María Zambrano, en La Cátedra de Cultura Andaluza de La Plata.
Participación en antologías género poesía: Editorial Dunken 2009; Editorial Raíz Alternativa 2009; Editorial De los Cuatro Vientos 2009 y Editorial de Las Tres lagunas 2010. Premios y menciones: 1.er premio-edición Ediciones Raíz Alternativa 2009; 1.er premio-edición Editorial De los Cuatro Vientos 2009; 2.º Premio Editorial Nuevo Ser 2010; Mención Especial «Junín país» Editorial de las tres Lagunas 2010 y 2.º premio Sociedad Argentina de Escritores (V. María, Pcia. de Córdoba) 2011. Publicaciones: Poemario Ecos de Letra, Ediciones Raíz Alternativa 2010; Poemario Huecos del silencio, Editorial De los Cuatro Vientos 2010. Ensayo Acerca del decir en la Poesía, la Filosofía y el Psicoanálisis, Revista Generación Abierta N.º 60 2011.
En la plástica ha realizado exposiciones individuales y colectivas, obteniendo premios y distinciones en salones y galerías del país.

📩 Contactar con el autor: carlospasqualini [at] fibertel.com.ar
Ilustración del artículo: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

 

índice articulo senderos en filosofia

Más artículos en Margen Cero

Revista Almiarn.º 65 / septiembre-octubre 2012MARGEN CERO™ 

 

Siguiente publicación
Reseña de la novela El tapado de la carnicera, de…