poemas por

Jesús Madrid

 

…Entonces entré al garaje, y pude ver esa mariposa gigante
transmutada en colores que coincidían y enlazaban, cada uno,
con los míos propios interiores, nunca antes por mí observados…

Christopher Spinar (Alba Garganta)

I

Sí, tu escrito está muy bien:
Lo importante es que puedas sacar, enloquecer,
tu vos, (no tu voz) interior, particular, misma,
y a la vez hagas persistir la tensión.

Porque la lengua interior se expresa, y Sale
Con, gramáticas y articulaciones que no abundan en la
normalidad pretendida del habla y la escritura,
y son un simple hilo.

Que te vas sacando, de adentro,
destejiendo con mucho cuidado, prolijidad.
No importa más, que Tu demarcación de territorio,
alguna vez invadido para la Procreación:
Aún puede, ser recuperado
por los antiguos habitantes que son, las tantas almas
que te habitan.

II

Ay, si te fotografiaras de esta manera especial,
y vieras lo que yo, cuando están ellos tan cerca,
y me miran, y cuidan, me dictan y anulan, todo al mismo tiempo.

Importa ese lugar del que nadie hablaría, por ser,
territorio invadido para la Procreación, que en el hilo irás llevando
y destejiendo, pues es el derecho de los que alguna vez fuiste y serás.

Pero observá lo que voy a corregir, es decir voy a releer,
y ajustar, como se atan los zapatos (otra metáfora del hilo
que se arranca y es finito, y asfixiante).

Observá lo que hago. Esta es una parte más,
la que faltaba para completar la explicación de por qué.

El espejo

Se supone árboles que deberían darme
la calma, la paz, tan anhelada si no
¿por qué yo habría de haber sido
el ave que una vez los sembró,
y les dio los deseos de llegar aún más allá
de mi canto?

Pero ahora regurgitan en mi espalda
canciones verdes de odio Resonadas:
no los entiendo, se supone que deberían
darme su bendición, pero en metales roncos
parece envuelto su espíritu.

Pensar que yo fui el ave que los sembró,
y les apartó de la sombra para que lamieran el sol,
¿por qué ahora cantos agoreros del ayer regurgitan
en mi espalda, sin aviso como si creyeran que así
me arrepentiré del futuro de fuego?

Pero no temo, árboles salvajes, porque soy su dueño
soy el ave que los sembró hace millones, cuando
ni siquiera asomaban sus posibilidades de ser:
yo les di las alas y la madera cantante, Resonante.

Pero ahora risueños se persignan detrás de mí,
y regurgitan en mis oídos todo lo que yo deseaba, sin saberlo,
todo lo que deseaba, y el motivo de mi siembra.

Dos

Despierta primavera sublingua,
la fiebre ha cesado,
el arquero ha lanzado su flecha,
los trenes, se detuvieron.

Sublingua metáfora de mi vacío:
caleidoscopio en serpientes de pieles transparentes
soñé.

Despierta, despertad, despertate, despiértate,
para proseguir el salto, el Gran Salto,
ese que nunca daremos,
Eterno y Feliz.

Primavera sublingua, mil puntiagudos
versos soñé, y pude verte ensangrentada
sin razón
en una burbuja, sin comprender.

Porque nadie anda por la calle diciendo La Culpa,
nadie te mira, ni escucha.
Versos puntiagudos como las cáscaras de una nuez
yo cortaba sobre vos, sobre ti,
sobre usted, sublingua onomatopeya de este asfalto
que oculta laberintos.

Nos engañamos primavera, pero ya no, ya no he de nombrarte,
porque he soñado la verdad, visto las estaciones por fuera,
las estaciones de vibrantes
que producen efectos visuales, efectos del cuerpo,
y el pensamiento.

Y ahora sé que una burbuja somos, primavera bífida.
Duerme ya, y despierta, dormite y despertá,
porque el arquero lanzó su flecha, y se han detenido todos los trenes.

Ya no hay peligro, te dejarás llevar por el Dos mentiroso,
de todos los mundos.

Inexorabilidad

Cuando salgás de la
¿tumba?
Toda hecha la verás, de
tierras coloridas y superpuestas.

  Entonces un cuerpo
cripto y marcado ha de poseerte,
un cripto a ser descifrado.

      Pero el pendiente batir de la verdad,
como una puerta mal
cerrada,

          te precipitará de nuevo
dentro del cuenco
de tierras coloridas que soplar

               nunca pudiste.

Hospitalaria

Nada de lo que cures sanará.
Ningún lugar donde acudas existirá.
Y en los márgenes indeseados donde agobia
la sequía, tus murmuros se desformarán hasta el acaricio
de un suelo nuevo, más hondo aún que tus manos que toquen lo que toquen,

nada sanarán y es más: alucinos extraviados le darán a tu agónico,
y estrangulados al fin los hilos de todos los rocíos
que desataste oirán, se sentarán, acudirán
al zumbido de tus sienes.

Nada de lo que pienses habrá de sanar ya,
ni las asanas, o el canto de las ballenas, y hurgarás por última vez bajo
tus manos, y dando a luz aún un suelo más profundo
seguirás cavando como hiciste siempre,
seguirás cavando y al otro lado
del planeta buscarás quien
te sane.

Pero ninguna sutura.

 

símbolo poemas Jesús Madrid

JESÚS MADRID. Tiene 28 años y estudia Música y Comunicación social. Escribe poemas y algunos relatos.

Contactar con el autor: jesusmadrid70[at]yahoo.com.ar


Cámara de fotos Ilustración poemas: Fotografía por Pedro M. Martínez ©

 

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