poemas por
Aleqs Garrigóz

 

Recuerdo: estaba el jardín engalanado de grillos y estrellas
la noche que explotó en fuegos artificiales;
el deseo era un trompo que giraba y giraba
en la entrepierna, más adentro de la carne;
la piel inauguraba los chispazos fugaces
que la conducen al extravío;
el aire era un cómplice en tu pelo.
—Nada importaba: sólo tú y el instante—.

Todo me produce ahora lenta, espesa melancolía,
un añorar de la pubertad compartida.

El deseo es, ya, en este punto,
jugar contigo a la rayuela en aquel patio de la iniciación
con la consigna de ir perdiendo más y más pudor.
Que la lluvia lave para nosotros las tardes convexas,
olorosas a ladrillo y hierbabuena,
en las que resbalaremos vez tras vez
para aprender la sexualidad nuevamente,
hasta caer desmayados de fatiga
uno sobre el otro
ya sin miedo a nada.

 

            Islas flotantes           

 Una luz lechosa nos recorre de repente
en esta circunvalación de no eclipsados trayectos,
porque estamos tú y yo descubriéndonos
en todas nuestras humedades cósmicas.

Somos islas sin pecado ni gravedad
que saben ir siempre al trino de un sol púber,
a donde sea que haya un poco de polvo enamorado.

Nuestras cascadas se comunican su gozo.

Se extasía cada rincón salino en que nace un suspiro
y las aberraciones de la música del tiempo
explotan al chocar contra nosotros.

Así, como los cabellos de un niño albino que pidiera nacer,
así irradiamos un misterio que se refiere a la luz,
aunque seamos tan oscuros como la antimateria.

 

___________Afirmación

Aquí está para ti la cama despoblada.
Cisnes blancos se deslizan sobre ella, imaginariamente,
sobre olas de seda
que burbujean de voluptuosidad.
Un beso de carmín como contestación,
sobre parajes de ensueño,
será lo que pida de ti
cuando en mi pecho te acompañe mi aliento alcoholizado.

Quebrantaremos la ley
para conducirnos con soltura en ese encierro,
delicioso por nuestro, lejano al resto de los hombres,
donde brillen sin mengua tus ojos, los te amos.
—Donde el macho monte
y embista a sus anchas—.

El mundo que viviremos no es éste,
sino uno que ya nace adentro de estas palabras.

 

  Cuando por fin te abrace  

Cuando por fin te abrace, brevedad de la sonrisa,
firmamento azul y resplandores,
todo mi cuerpo temblará de desvelados placeres.
Agua, agua fresca para mi sed espero.

Espero el círculo de tus brazos cerrado en mi cintura,
levantándome hasta las más altas estrellas,
—Estoy seguro de ello
como de que el alba prosigue a la noche
y que otra vez amanece en nuestros perfiles—,

tus brazos otra vez sosteniéndome seguro
bajo ese viento estelar,
allí donde volvemos a estar juntos
como eslabones de un misma cadena de esperanzas,
donde tú dictas mi ley,
donde somos posibles todavía.

separador poemas rosa y azul

ALEQS GARRIGÓZ. (Puerto Vallarta, México 1986). Autor a la fecha de una decena de títulos de poesía. Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. En 2006, aparece incluido en la antología Nueva poesía hispanoamericana, a cargo del escritor peruano Leo Zelada. Premio de Literatura 2008 de la municipalidad de Guanajuato. Periodista cultural. Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México e Hispanoamérica.

@ Contactar con el autor: regresoalestadodegracia [at] hotmail.com

👉 Más poemas de este autor (en Margen Cero).

Ilustración poemas: Fotografía por Nadi Lindsay, en Pexels

 

mar de poesías poemas rosa y azul

Poemas en Margen Cero

Revista Almiarn.º 65 / septiembre-octubre 2012MARGEN CERO™

 

Siguiente publicación
artículo por Carlos A. Pasqualini E sta homología propone un…