relato por
Ernesto Bustos Garrido

 

E

l hombre se acercó al grupo que estaba alrededor de un fuego y sonrió con vergüenza, como si intentara disculparse por sus zapatos gastados y su billetera vacía. Tenía poco más de 40 años y había llegado hasta allí caminando sin rumbo.

La segunda sonrisa que gastó fue cuando se acercó al fuego. Venía alcanzado por el frío y la fatiga. Había caminado toda la noche siguiendo las luces que veía desde lejos. Llevaba la ilusión de encontrar en algún recodo de la senda a esos vagabundos que saben de comida caliente y de compartir la derrota de los perdedores.

Finalmente, sonrió una vez más, cuando sostuvo en sus manos un tazón de agua caliente donde alguien había puesto un trozo de cebolla y un ají. Dijo gracias; nada más; ni su nombre, ni hacia dónde iba. Nadie le preguntó tampoco si había robado o si era católico; él, además, no quería revelar que su familia se había roto.

 

Ernesto Bustos Garrido

Ernesto Bustos Garrido. Tiene 71 años. Es periodista y escribe a diario, aunque no ha publicado aún. Quizá se atreva en breve. Ha sido comentarista de radio y televisión, redactor de mesa de agencias informativas, profesor universitario, asesor comunicacional, director de diarios y revistas…

📩 Contactar con el autor: ebg[at]serof [dot] cl

🖼️ Ilustración relato: Fotografía por Image_Masters, en Pixabay

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