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El encuentro inevitable
,
novela de Juan Peláez
(Entrevista al autor)

Desde el fondo de la cafetería del hotel donde quedamos con Juan Peláez, nos llamaron la atención sus ojos. Despedían la pasión de la Córdoba sur, sol y pasión de la tierra de su padre. Contrastaba esa fuerza con la tranquilidad que aparenta su cuerpo relajado fruto, quizá, de años como profesor de yoga.

Enfrente de él una taza de con infusión indistinguible. Un líquido que dio a la conversación el aroma y la calidez de la que saben rodearse los grandes cuentistas, los amantes de las conversaciones largas y con hondura.

Este parece ser un encuentro inevitable entre dos periodistas (sonreímos ambos). Veintisiete libros publicados, más de veinte premios literarios, periodista, fotógrafo viajero, hombre embarcado siempre en aventuras y en la defensa de los más desfavorecidos mediante el trabajo social y la denuncia. ¿Cómo se mezcla lo anterior en su novela recién aparecida?

El encuentro inevitable es sobre todo una explicación. ¿Nunca se ha preguntado por qué nos emparejamos con una persona determinada? Luis, el protagonista, busca entender las causas que todos nosotros intentamos hallar. Las razones de por qué nos unimos con ese hombre o mujer que se cruza en nuestras vidas. Pero más allá de la pura atracción física, que por supuesto existe, del entendimiento emocional o denominémoslo «encuentro espiritual», parece que hay razones mucho más profundas. En esos «amores verdaderos…» a alguien que nos acompaña durante un trecho o toda nuestra existencia algunos lo han denominado «almas gemelas». Almas que provenientes de otras existencias deciden buscarse para seguir evolucionando juntas. Es una posible explicación. En cualquier caso es muy bella.

Mi novela forma parte de una tetralogía que empecé a escribir hace unos ocho años. En ella procuré indagar, reflexiono sobre las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez en nuestra vida de relaciones: ¿por qué llega el desamor?, ¿cómo entender el mundo de nuestro compañero o compañera?, ¿cómo mantener una pareja? Y esta responde a ¿para qué nos encontrarnos con esa persona?

Con este planteamiento ¿podríamos definir su obra como New Age o casi de autoayuda?

—Con mis antecedentes como profesor de yoga y hombre interesado en la búsqueda espiritual o formador en temas de comunicación, podríamos. Pero quizá nos quedaríamos escasos. Reduciríamos mucho su horizonte. En la obra también hay aventura, viajes, denuncia... Los protagonistas van de Córdoba a Segovia, de Madrid a Delfos, pasan por Ucero, los castillos cátaros del sur de Francia, las cuevas de Lascaux, el Tokio medieval.

Cuando uno emprende una búsqueda nunca sabe qué territorios ha de visitar. No sólo lugares, sino emociones, pasados y porvenires. En las indagaciones del porqué estoy contigo, cuando miro a una mujer a los ojos o es ella la que se introduce en las pupilas de su compañero, se penetra en un laberinto. Si el deseo es sincero, los caminos aparecen y uno puede llegar a tiempos y situaciones que pueden parecer disparatadas. Eso les ocurre a los protagonistas. Van donde su destino les transborda. Y como cada viajero, nunca saben cuándo van a regresar Es la diferencia con el turista, siempre conoce la fecha exacta de su regreso. Además, siempre que se emprende una travesía, de cualquier tipo, nunca se regresa al hogar de la misma manera. Cuando se inicia una indagación sobre uno mismo, sobre las causas de un encuentro, al volver, los puntos de vista han cambiado, las experiencias vividas, los datos hallados hacen que nuestro mapa de la realidad cambie. Cuando cambiamos, todo a nuestro alrededor se modifica sin que podamos evitarlo. Por eso muchas veces los grandes maestros han preguntado con insistencia ¿deseas hallarte? ¿Quieres de corazón encontrar? Porque todo es diferente cuando se halla una respuesta. Nuestras relaciones con el otro, con la pareja, con la familia, con nosotros mismos se alteran. Eso ocurre al leer un libro. Nunca se es el mismo al terminarlo. Hay reflexiones, se han visitado lugares imaginarios, se ha conocido otras maneras de sentir… ¿eso no nos cambia? Es la magia de la literatura. Nunca un lector es el mismo al terminar de leer una obra. Las novelas son un viaje. Y además cada libro llega al lector en el momento preciso. Esa es la magia. La vida siempre nos facilita todo lo que necesitamos en cada momento.

Viajes, aventuras… ¿amor quizá?

—Claro (y sonríe con amplitud), el amor es el diamante alrededor del cual giramos. Pero el amor que existe en esta novela no es la emoción timorata de dos seres que se deslumbran en los primeros meses. Es la búsqueda de unas razones de mucho más calado, de la esencia misma del ser humano.

Vivimos en una cultura en la que nos enseñan desde pequeños que primero debemos amar a los demás, dar todo al otro y nunca primero a nosotros mismos. Mi experiencia me ha llevado a lo contrario. No puedo dar nada que no posea. No puedo amar si no me amo. No puedo ser generoso si no lo soy conmigo o compasivo. En esta novela el amor es el motor que genera el movimiento, la búsqueda, los viajes dentro y fuera de los protagonistas. Su sentimiento profundo les lleva a indagar allá donde fuera necesario y a veces las habitaciones de nuestros pasados no son fáciles de visitar. La mujer debe llegar hasta tiempos y personas que no le son gratas, en las que las experiencias, incluso sexuales, son devastadoras si no llegan a asimilarse, comprenderse y perdonarse.

RD mantiene que es la recuperación de las novelas de los sentidos. ¿Qué papel juega en la novela la sensualidad, incluso el erotismo?

(Sus ojos acarician los míos con una sonrisa agradable. Y desde ella me responde).

—Provengo del sur donde los soles, el color, los aromas, el tacto de las sábanas tendidas a la luz del mediodía, las humedades de las siestas, el azahar en cascada sobre mi cuerpo… han presidido mi existencia. Tengo los atardeceres y salidas del Sol mediterráneo clavados en mi recuerdo… ¿Qué es el erotismo sino el disfrutar de la intensidad de nuestros sentidos?

En mi novela existe erotismo porque está en la existencia, al menos en la mía. ¿No siente ahora mismo la punta de los dedos, el pliegue de las pieles y su perfume, las formas de curvas y el deslizar de los ojos por ellas…? No puedo sustraerme a ello. Intento ser un escritor coherente y no podría serlo si en mis obras obviase los juegos de los sentidos. Mucho más, si relato la relaciones entre una pareja. ¿Puede concebirse sin el juego de los cuerpos, los sabores, el deleite de los dedos, de las energías que fluyen en los encuentros íntimos? No sabría cómo hacerlo de otra manera. Mis palabras no serían fieles a mi manera de comprender la existencia.

(Mientras encargamos al camarero que nos permita disfrutar de otras bebidas para continuar la conversación, aprovecho para reorganizar mis preguntas. En lo relatado por este periodista se pueden adivinar sus más de sesenta países visitados, su amor por todo aquello que conlleva la aventura. Ha escalado en muchas montañas del planeta. Ha pilotado parapentes, esquiado, atravesado en camello desiertos, bajado ríos, practicado multitud de deportes… estoy ante un aventurero lleno de pasión que, sin embargo, no se percibe en una primera aproximación. Sus maneras cuidadas, la elegancia de sus palabras y gestos procuran hacer que me sienta cómodo(a) entrevistando. Tal vez porque él, como periodista, ha estado también al otro lado del micrófono en la radio, la prensa y la televisión. Sabe lo agradable que es dar facilidades a los trabajadores del periodismo. Es, sin duda un agradable compañero, más que un entrevistado).

Ahora publica en el Sur, en Sevilla ¿por alguna razón especial?

—Mi padre era de Córdoba. Tras su muerte me he quedado enganchado a estas tierras a través de relaciones familiares con multitud de primos en Sevilla. ¿Cómo no buscar estas tierras para publicar? Por parte de mi madre provengo de las tierras salvajes y montañosas de Gredos, de Ávila. Buena mezcla. Pasión del sur y determinación de los roquedales de la Cordillera Central.

Uno de mis sueños era ser publicado en Andalucía, poder impregnar la obra de la luz de estas tierras. Porque El encuentro inevitable es una novela llena del sur, de sus sugerencias, de sus descubrimientos en las sombras duras que proyectan los soles de atardecida, de los mundos que se disfrutan al canto de sus gentes… Rd se cruzó en mi camino y quizá «como almas gemelas» hemos emprendido esta aventura de editar juntos mi novela.

¿En qué proyectos se encuentra embarcado?

—Por el momento en este. Es muy grande. Sobre todo porque con todos estos asuntos de presentaciones, entrevistas… Y además tengo un gran trabajo por delante. He de ser muy cuidadoso. Siempre he mantenido que cuando me bajo de un estrado después de impartir un curso, una conferencia, una mesa redonda o cualquier otro acto público, debo hacer un esfuerzo porque Juan Peláez siga siendo el mismo y su ego no se desborde. Es muy fácil creerse por encima de los demás. Sobre todo cuando la vida te da la oportunidad de tener audiencias. Sino que se lo pregunten a los políticos que tenemos. Así que tengo una gran labor paralela que realizar con esta obra. Quiero compartirla con todo el placer del mundo con los lectores pero no permitir que eso sea un hecho que me eleve a una posición lejana de las personas o de quienes me conocen.

Por otro lado me encantaría que quizá en la próxima temporada, pudiésemos ofrecer a los lectores otra de las novelas que forman esta tetralogía de la que he estado hablando. Lo que no se comparte se pierde. Por eso deseo que mis escritos vean la luz y los lectores puedan deleitarse con mis reflexiones, aventuras… Mi manera de escribir es sobre todo para que quienes se adentren en las páginas disfruten tanto como yo lo he hecho cuando escribo. Que me acompañen, que fluyan, que se diviertan. Luego el que le guste o no es otro tema, pero que al menos no hayan dado bostezos durante la lectura y quieran ir a mi lado hasta el final.

También estoy terminando dos novelas para adolescentes, relacionadas con la conservación del planeta y la tolerancia, la cooperación, el diálogo y la sensibilización contra la corrupción y la violencia, esa violencia que es el arma que con más facilidad se maneja en los tiempos que corren.

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Juan Pelaez GomezJuan Peláez Gómez. Periodista, escritor y viajero.
Nació en Madrid en el seno de una familia relacionada con el mundo de la escritura y el periodismo.
Es titulado en la Escuela Diplomática de Madrid, posee un máster en Políticas de Cooperación con América Latina, otro en Periodismo y Educación, es diplomado en psicografología y profesor de yoga.
Ha trabajado en prensa, radio, televisión y como director de estrategias de comunicación para empresas públicas y privadas.

Ξ juanpelaezescritor.wordpress.com



El encuentro inevitable ha sido publicada por RD Editores - rdeditores.wordpress.com ISBN: 978-84-96672-90-1 (2009)


• Artículo publicado en el n.º 49 (noviembre-diciembre de 2009) de la Revista Almiar.



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    Revista Almiar (2001-2009)
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