Leyes de Newton

A causa de la primera ley de Newton su cuerpo continuó la trayectoria rectilínea del movimiento después del impacto. Detrás quedaron el auto y su padre, incrustados ambos en el tronco rollizo de una enorme ceiba, como si hubieran pasado a formar parte del denso y verde follaje. Sin embargo, la segunda ley (F = ma) no tardó en manifestarse, cuando la gravedad la haló con brutalidad hacia abajo. Su último recorrido dibujó una parábola partida por la mitad. Ahora su cuerpo yace sobre la yerba mojada, manchándola de un rojo intenso, y su esencia, gracias a la tercera ley del reconocido sabio británico, milésimas de segundos antes, habrá salido disparada hacia arriba. Entretanto se aleja, observa consternada, el cascarón roto que le brindó cobijo durante su breve estancia en esta tierra de Dios regida por las matemáticas.


© Víctor Vegas (2004) - Revista Almiar - Volver a página inicial