Juan Cristóbal

Fútbol / Poesía (homenajes)


A Mané Garrincha


Fuiste siempre la alegría de tu pueblo
el eterno dribleador de las estrellas en el agua
el huérfano en las colinas abandonadas del cerezo
el amigo fiel de las ardillas temblorosas en la playa
sin embargo / falleciste desamparado
en tu casa apolillada de madera
mirando el color inolvidable de las flores/
y esa olla de barro que ardía a veces en las rosas tristes de tus manos/
de noche te encantaba jugar descalzo con los niños
y cartas con los amigos en los bares de la aldea
jamás soñaste con las gotas generosas del rocío
ni con los caminos blancos y maravillosos de la gloria
sino que recordabas como un venado perseguido
la tristeza de tu infancia y la pobreza de la luna
en los girasoles empobrecidos de tus pasos/
siempre estuviste solo y a pesar que tus palabras parecían/
la alegría más pura y secreta de la tierra
tu corazón fue ese náufrago perfecto
navegando con todos los fantasmas condenados en el día
sabías como saben los abuelos en el pueblo/
que los hombres deben conocerse al igual que los potrillos en la lluvia/
y ser usuales como aquellos árboles que envejecen en la noche/
pero la vida no fue para ti ese pan fresco que esperamos en el alba/
sino una pobre hoguera escondiendo las historias de los ciegos/
pocos supieron de tu anhelo: enseñar matemáticas a las aves/
y ser amigo de todos los carteros y aduaneros en el mundo/
lamentablemente sólo vieron tus ojos
que parecían manzanas carcomida por el tiempo/
a pesar de ello falleciste como el mejor organillero de las calles/
hablándole a los peces y a las nubes perdidas en tu sueño/
con esa voz tibia que te salía oprimida de los sueños
Mané
ahora todos hablan de ti como un héroe en las películas del oeste
(Pelé ha dicho por ejemplo «yo no voy al cementerio
prefiero pedir a dios por la lejanía abrumada de sus ojos»/
mientras Nilton —tu compadre— cubre con magnolias los otoños infinitos de tus huellas)/
pero lo cierto es que nadie se acuerda de tu rostro
ni cuando hablabas con los pescadores en la playa
ni cuando bebías con los carpinteros en la esquina
por eso yo elevo como una hostia tu esperanza
viva aún y floreciendo como los duraznos en el río
para hacer de tu memoria una larga primavera
creciendo por todos los bosques del futuro
tal como lo querían las gentes sencillas de tu pueblo
cuando encendían eucaliptos en tu ausencia
y rosas en las iglesias más lejanas de tu vida.

Al Alianza Lima, en su naufragio

No temí caminar en el día
ni que mis ojos recorrieran sangrando
todas las playas del mundo
de mi alma
y no encontraran nada
ni siquiera aquella pequeña gaviota
perdida en el cielo
que tal vez los viera desaparecer en el agua
como una hermosa leyenda
de antiguas estrellas naufragadas.

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Juan Cristóbal es el seudónimo de José Pardo del Arco. (Lima-Perú 1941), Licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Su obra ha merecido las siguientes distinciones: Premio Nacional de Poesía, 1971; Primer Premio Juegos Florales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1973; Mención Honrosa de Poesía en el Concurso Casa de las Américas (Cuba), 1973; Segundo premio en el Concurso Poesía y Canto para El Salvador, organizado por la Radio Venceremos, 1981; Mención Honrosa en el Concurso de Cuento Organizado por la Asociación Peruano-Japonesa, con el libro Aguita'e Coco. Tercer premio en el concurso Premio Copé organizado por Petroperú el año 1997.
Actualmente es profesor en el taller de poesía del Instituto Cultural José Carlos Mariátegui.

WEB AUTOR: http://es.geocities.com/juancristobal2001/

* ILUSTRACIÓN POEMAS: Garrincha 1962, By pressens bild [Public domain], via Wikimedia Commons.


Mar de Poesías


Poemas publicados en Revista Almiar, n. º 32 (febrero-marzo de 2007). Web reeditada en septiembre de 2020, durante la pandemia de la Covid-19.

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