ALMIAR

Margen Cero


n.º 11 - Segunda época
abril/junio de 2009



Javier Gaytán Gaytán

La fauna de Cómala


Traigo un rumor de calaveras
            en mis zapatos nuevos,
el sinónimo del trueno en la garganta
y los sueños
              que despiertan epitafios en las venas.
—Una sentencia trasciende
en el páramo inhóspito del abuelo—
                        Me taladran los párpados
                                   las garras del buitre
                                        que se refugia en mi pueblo.
                        Al caminar
una centella de urracas
            golpea sobre el alba
                       la incestuosa fecundación del polvo
                                   
Con mi quebrantada pupila
            cabalgo sobre el lomo del fuego.
—La esperanza no trascurre en mi tiempo—
Quizá por ello me he quedado solo
y una espina transparente se clava en  mis uñas
como si fueran un reloj
para sus huesos
                        La lengua de la orfandad
                                   recorre el polvo de mi sueño
                        —No, no he vivido
                        sólo soy la huella de un disturbio—
 
En cada alma me nace
un tropezar
            y un papalote
en cuarto oscuro
Una jungla
y una niña que aprende cómo matar a su verdugo

          
Desempolvo días de combate
                        y rasgo en vestigios
que jalonean el mar
hasta romperse.
Deshilvano esta piel
por donde escapan mundos locos
                         que naufragan con tu nombre.
¿Cuándo saber de la niña
            que en ti no he probado
de tu orfandad
y de tus ojos cristalinos
                        que se inundan
al columpiar un sueño?
Niña que no sabes
                     cuándo habrás
                             de retoñarme
Nombras cuerpo
                       sin quebrantar lunas
                                      abarcas silencio,
colibrí mulato
                        que fecundas mi tropezar entero.
¿Cómo Santa, cómo niña recorrer tus piernas
                        tus rincones,
                        tus exploradas geometrías
                                     en las que siempre habré de devorarte
                                                                              y regresarás inédita?
¿Cómo decir tu nombre?
                        ¿Cuándo habré de corretearte
            Sin que los javieres desconozcan mi cuerpo
o se abriguen tus huellas
            bajo una tormenta de soles?
¡Mi padre es una complexión de hambre y luna!
En su ruda camisa su geografía enciende
una loca jauría que mis años sostienen
y en su torpe nobleza pájaros le llueven,
                                               sus manos se agotan.
Mi padre es una complexión de hambres y luna.
Sus greñas bajo rieles siglos de nieve
que en quimeras lo derriten.
Loca alba no te anticipes.
Ya sus lagunas lo evidencian,
Ya las alas de su espalda lo saben.
¡Mi padre aún está vivo!
Su esperanza de árbol es una joroba de niño
crece y crece.
Su traspié ha gritado
                  que mi padre es una complexión de hambre y luna
que en su vivo retrato geografía me hereda
                  una loco jauría que ya nada detiene.


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:
mequier_llovizname[at]hotmail.com

Ilustración poema: Fotografía por Pedro M. Martínez ©



Sumario del n.º 11 de Mar de Poesías:

Antonia Blasa Martín Carlos E. Cartolano Carlos E. Sánchez Meza Carmen Rolandelli Ernesto Frattarola Alcaraz Francisco J. Muñoz Soler Javier Gaytán Gaytán José Antonio Gil Juan Arabia Luis A. Salvarezza Mario Waits Natalia Litvinova Norton Contreras Robledo Óscar Alberdi Sainz Óscar Bribián Silvia Rodríguez Bravo Sofía E. Schmidlin Washington D. Gorosito Yamily Falcón



Separata publicada en el n.º 45 (marzo/abril 2009)
Revista Almiar - ISSN 1695-4807 -
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