Sudacas
No tiene sentido continuar
discutiendo
Sobre el hombre en el mundo... los sobornos
Las violaciones de menores la venta de órganos
Los desaparecidos...
Y los poetas siempre usados
Por los organismos de los gobiernos
Manejados por los pesos de los concursos en pos del silencio...
La consigna que callen y sólo escriban
El amor a la rosa la mirada perdida en la luna...
Escribir sin comprometer ni comprometerse...
Los templos y sus directivos siniestros...
Siempre supieron que ocurría y no sólo callaron
Dieron la bendición a los inocentes sacrificados
Desaparecidos en manos de milicos con armas
Bendecidas por los curas de nuestras iglesias
Bautizantes de nuestros hijos...
Y dónde está tu dios iglesia de cristo y de la trinidad...
En la colonia etchepare se comen unos a otros atados
Entre la mierda de cada uno y también comen mierda poco antes...
Y violan a los más sanos recuperables en un principio
Venden sus partes cuando casi muertos se las roban...
Ese es tu dios iglesia de cristo de la trinidad...
Pero dónde está/qué pretendió hacer para no hacer nada/
Para hacer todo tan parcial-relativo-arbitrario... mal adrede
Aquí en el centro de este desierto sudaca...
¡No en las estepas rusas!
(esa palabra/estepa/siempre me sacudió tenebrosamente
Por eso la uso/quizás hace algunos siglos o muchos/
Haya sido torturado en las estepas asiáticas)...
No somos latinos y que nadie pretenda imponer arbitrariamente
Una identidad que si compartimos es tan solo por la herejía
Asesina de conquistadores europeos que mezclaron por la fuerza
La sangre bendita de nuestras indígenas con la puta aguasangre
Italo española... somos sudamericanos y pensamos como tales...
Latinos y americanorteños... el culo.
Me bajo mientras
bebemos cerveza fría
¿A dónde iré?
Tuve mi dios y me ha engañado
Tuve tres perros y ya no los veo
No tuve padre no tuve hermanos
Tuve media madre o menos
Tuve tantas mujeres como pelos se me fueron
Me bajo del carro al barro del mediodía
Con los brazos abiertos me aferro al árbol caído
Igual me hundo lenta y levemente
A la tierra le cuesta llevarme no se atreve
¿A dónde iré?
Mi dios tuvo su dios y murió en su cruz
Escuché un grito de orden: camina y no vuelvas
No gires tu cabeza no mires los ojos de la lechuza
Suelta tu alma y deja tu cuerpo pudrirse al sol
Veo nubes veo campos verdes veo liebres
¿A dónde iré a parar ya sin tiempo?
¿Hasta dónde llegará mi distancia sin metros?
Sin ojos mi alma sin luz ni aliento…
El suicidio
más sencillo
Desde
el vino de la locura de Dionisios
Al que Hera esposa de Zeus
Intentó abatir en mil planes mil
Inventando otras tantas el idioma de los celos
Al que hizo nacer dos veces
El suicidio ante lo desconocido
Ante la locura encubierta
Tras una bebida
Independiente de todo
Los enfermos exigen un llamado
Que alguien haga sonar el timbre
Ante la necesidad ética
De la legalización de la eutanasia
En esas situaciones extremas provocadas
Por Dionisios
Como beber de su mano el vino
Entre las orgías incontroladas
Inventor de un sexo nuevo
Que termina en la muerte
En el clima de la vegetación
Donde los colores
Desorbitan los ojos de los comunes
Hombres y mujeres dejando de lado sus vidas
Viajan del drama a la comedia a la tragedia
Y al lirismo final
Enmascarados irreconocibles sin identidad regalada
Dionisios desciende a los infiernos
Cubierto de vino pesares buscando el fin
O buscando a Selene su madre humana
Llevada hasta allí por Hera
Ese descenso generó nuevas visiones
Tanto apocalípticas
Como sectarias esotéricas
Incluidas oportunistas religiones trasnochadas
Y volvió
Y su hijo con sus hijas
La de las semillas la del vino la del óleo
Agamenón intentó raptarlas para salvar su guerra
Y Zeus y Dionisios las hicieron palomas
Los individuos se enfrentan entre ellos
Y como espejos se astillan
Hasta el suicidio del alcohol
Ante la imposibilidad del impulso creador
Y se inventa la Psique el alma
El suicidio se ve como una metáfora real
En todo tiempo de derrotas y barbarie
Qué importa eso ante tantas virtudes diabólicas
En Dionisios el cobarde…
El hombre sin metas ni ideales
Ha quedado solo
Enfrentado a la terrible constelación
De las ninfas Hiades
Y ante la posibilidad concreta
De que no quedó nada en ningún lugar del espacio
El Edén o el suicidio como viaje
Hacia la muerte a través del alcohol
O la forma de escapar
O la falsa inocencia…
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Óscar Alberto Marchesin.
Poeta y escritor nacido en Buenos Aires. Colaborador de revistas literarias
en América, España y Holanda. Cofundador de varias revistas literarias.
Colaborador en SADE en talleres literarios y presentaciones. Trabaja actualmente
con publicaciones que intentan hacer conocer los genocidios encubiertos
caso Gaza. Publicó algunos libros en alguna época. Vive en Montevideo
desde 1998.
Contactar con el autor: netoscar[at]internet.com.uy
ILUSTRACIÓN: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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