¿No sabía mirar
o no me habían mirado?
Me cuesta demorar una mirada
como si me fueran a decir
que ese lugar es sagrado.
Llevarlo todo a la cimera
de los ojos.
Al umbral de los párpados
como escotillas de luz.
A la alcoba luminosa
de los solitarios faros.
Llevarlo todo.
Que no se quede nada
bajo los ademes del cuerpo:
El deseo, el paladar,
el perfume, la voz…
Y todo
a la distancia de la belleza.
Para tu solaz y el mío.
Que la caligrafía de la mirada
no sea un jeroglífico.
Que señale el rictus de tu corazón.
El fracaso que te achica.
Que oigas el silbo
desde la azotea
cuando te pese el secreto
que encaramas.
¡Al pajar de la luz!
¡A la borda del cielo!
Aprehender la esencia
de esos ojos ofrecidos.
Que después
la sonrisa se alarga
como una cinta.
Que retorna la boca niña
que nunca recela…
Y amansa la monotonía
de tantos silencios.
A habitar en unos ojos.
¿Nos miramos?
Hormigas
Se topan con mi mano.
Las extravío.
(Como si la vida no les fuera dura.
Gigante que me tirara
de los cabellos)
Salen ligeras.
Entran con pinzados fardos.
Génesis gemela
nuestra:
Cubil sin alba y
batida de migajas.
Retiro mi mano
y la fila se restablece.
Una, ¿traviesa?
deserta de la hilera.
Se para.
Todavía no me mira,
como yo
estrellas.
* * * *
Rubén
Lapuente
es un autor de El
Rasillo. La Rioja. España.
Web del autor:
El cuaderno de poemas
de Rubén Lapuente
(http://rubenlapuente.blogia.com/)
Ilustración poemas: Fotografía por
Pedro M. Martínez
©
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