Materiales de oscuros prodigios
conllevan la ventura de aceptar
la eficacia de los secretos del mar.
He aquí la sapiencia de la oscuridad.
Las niñas aprenderán que bajo las aguas
ninguna historia
comprende la desidia del fuego.
La sabiduría es un eterno
conocer teorías incompletas.
Canciones ocuparán
el abatido pregonar de las liras
mientras solitarias aves de invierno
nos devolverán el abrazo que perdimos
por intentar la creencia de la soledad.
El retrato del sol se perderá en las pupilas del alba.
Insectos con rostros amados
divulgarán el afán del amor.
Los pensamientos, como cristales,
se quebrarán bajo el mandil de las infantas:
no todo conservará la madurez.
Escondidos,
los pequeños caballeros
llevarán en sus muñecas
heridas tan grandes como el silencio.
Ninguna virtud es valedera.
Nada podrá contener los quejidos del fuego.
Las huellas de una ciudad cautiva
dibujarán el presente bajo las sombras.
Sólo quedará un roble enfermo
apoyado en el cruel estrago de la memoria.
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Lilium
O castitatis lilium
Bajo la luna
un cuerpo se asoma
al recuadro de mi imagen de lila.
El viento pagó el secreto de mi voz.
Ahora la vida
se envuelve como rosas.
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El descanso de
Lidia
Flores o recuerdos
o encuentros donde cristales y vientos
agitan la quietud de faroles fortuitos
tendrán la virtud de conmemorar
el amanecer de tu sonrisa.
El grial de tu voz,
rondando en mejillas de piel o colibrí,
invoca la sutil experiencia de los días
cuando las niñas disfrutan
de vagar por el trigo
y la dorada rectitud de los campos.
Delgadas raíces se ocultarán en tus manos
mientras tus pechos se olvidan del sol
y dormitan en sillones sin tiempo.