El día que Hurricane
conoció a Mumia



El día que «Hurricane» conoció a Mumia
Obrero Revolucionario #1053, 7 de mayo, 2000

En 1976 en Paterson, New Jersey, condenaron injustamente de triple homicidio a Rubin Hurricane Carter, un campeón de boxeo, y John Artis; Carter estuvo preso 19 años hasta que un tribunal federal anuló la condena. Su lucha por justicia es el tema de la película Hurricane, que está en taquilla; el artista Denzel Washington, quien protagoniza a Carter, fue nominado para el Oscar.

El 25 de marzo, Rubin Carter volvió a la cárcel... para visitar a Mumia Abu-Jamal en la prisión de máxima seguridad SCI Greene en Waynesburg, Pensilvania. Carter ha sumado su voz al movimiento de apoyo a Mumia y en febrero grabó una declaración de solidaridad: «¡Saludos! Rubin Hurricane Carter los invita a participar en la Conferencia Nacional de Emergencia para Salvar a Mumia Abu-Jamal. ¡Es nuestro deber salvarlo! Por favor, ¡asistan!».

Después de conversar con Mumia, Carter se unió a los Familiares y Amigos Internacionales de Mumia Abu-Jamal en una rueda de prensa en Pittsburgh, donde demostraron que la principal testigo de la fiscalía, Cynthia White, hizo declaraciones falsas y que la fiscalía lo encubrió. Carter señaló: «Eso por sí solo es motivo suficiente para poner en libertad a Mumia Abu-Jamal».

Asimismo, habló, junto con Stephen Hawkins, de la Coalición Nacional para Abolir la Pena de Muerte, en un foro sobre la pena de muerte organizado por la NAACP-Pittsburgh, el Comité del Oeste de Pensilvania pro Libertad de Mumia Abu-Jamal y la Asociación de Derecho Homer S. Brown.

A continuación publicamos pasajes de la intervención de Rubin Hurricane Carter:


En el apogeo de mi carrera de boxeador profesional... de repente me encontré en una lucha por mi vida, acusado ante un tribunal de asesinar a tres desconocidos en una cantina de New Jersey. El gobierno quería condenarme a muerte. Parecía que no iba a salir con vida. Las tres víctimas eran blancas, el jurado puros blancos, así como la policía, el juez, los testigos de la fiscalía y los fiscales. Yo, en ese momento, era negro (risa del público) y me condenaron a pesar del hecho de que no me parecía en nada a los homicidas, a pesar de que los dos sobrevivientes del asalto no podían identificarme e inclusive dijeron que yo no fui, a pesar de que varias personas declararon que estaba en otro lugar a la hora que se cometieron los homicidios, a pesar de que un examen de detector de mentiras comprobó que yo no fui, y a pesar de que comparecí voluntariamente ante dos gran jurados y los dos me exoneraron.

Pero afortunadamente —si se puede hablar de fortuna al referirse a la terrible pesadilla de tres sentencias de cadena perpetua— no me condenaron a muerte, y eso se debió a la buena defensa que tuve, la cual fue decisiva porque me permitió seguir vivo y demostrar mi inocencia. Y, ¡triunfamos! Aquí estoy precisamente porque triunfamos, ¡así como vamos a triunfar en el caso de Mumia Abu-Jamal!

Cuando entré a su celda esta mañana, vi a un hermano robusto, fornido, joven y guapo que se llama Mumia Abu-Jamal, con ojos radiantes y piel efervescente, un hombre inocente. Lo miré... y me miró, y lo primero que me dijo fue: «¡Qué raro! ¡Usted no se parece en nada a Denzel Washington!».

Soy director de AIDWIC, la Asociación Internacional de Defensa de los Condenados Injustamente, con ramas en Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos, e integrante de la junta del Centro Sureño de Derechos Humanos en Atlanta, Georgia, que todos los días investiga casos de personas condenadas a muerte injustamente en el sur de este país... Estados Unidos, que se considera el paladín de la libertad, es el único país del mundo occidental que impone ese anacronismo, la pena de muerte. Ni se avergüenza por el descarado racismo que evidencia. ¡Carajo! Hasta mata a menores y dice que son adultos. ¿Se acuerdan de Ricky Richter, un retrasado mental del estado de Arkansas? Clinton [en ese momento gobernador de dicho estado] interrumpió su primera campaña presidencial y regresó a Arkansas para firmar la orden de ejecución de Richter, lo cual le permitió ganar en las urnas.

Ahora hay otro candidato que sigue los pasos de Clinton, el gobernador George Muerte Bush, Jr., de Texas, quien en sus cinco años y medio de gobernador ha ejecutado a más de 122 personas. Y su hermano le hace la competencia, mientras el gobernador [de Pensilvania] Tom Ridge brega por no quedarse atrás. Es indignante, pues en ninguna parte del mundo se debate la cuestión de la pena de muerte, solo aquí; ni existe tal especialización de derecho en otras partes. Es indignante que los abogados que defienden a gente pobre en casos de pena de muerte en los estados de Louisiana y Misisipí reciban la ridícula suma de $1000, es decir, un máximo de $1000 independientemente del tiempo que dediquen a investigación y preparativos, o del tiempo que dure el juicio. Y en el estado de Georgia el honorario es menos. Es indignante...

Es muy indignante ver a hermanos como Mumia Abu-Jamal, Rolando Cruz de Illinois, Geronimo Pratt, Leonard Peltier; compañeros de Canadá como Donald Marshall, David Milgore, Deepo Moore, Thomas Southalaw, Christopher Bates, etc., etc. ¡Es indignante!

Se ha generado un culto a la muerte en este país, un espantoso clima de histeria contra la delincuencia... histeria y prejuicios que acicatean las pasiones e impiden el razonamiento. El miedo sirve de justificación psicológica y legal para toda clase de barbaridades: la esclavitud, la segregación, el antisemitismo, la persecución política de la época de McCarthy. Se socavan las garantías constitucionales y se fomenta la aplicación indiscriminada de la pena de muerte contra las minorías, los pobres y los marginados.

Debido a esa histeria, nos preocupamos por los síntomas e ignoramos la causa de la delincuencia, es decir, la pobreza totalmente innecesaria, así como el analfabetismo, el desempleo, las drogas y el racismo innecesarios. En lugar de ofrecerles oportunidades a las personas que se encuentran en esas circunstancias, las castigamos, las marginamos... Mucha gente se mete en líos no porque se haya desviado del camino correcto sino porque la ley, en manos indebidas, se ha desviado. Eso es lo que pasa hoy.

La criminología sostiene que hay conceptos criminales, delincuentes, una clase criminal, una sociedad criminal y hasta una tribu criminal, pero no admite la posibilidad de que el gobierno y las leyes sean criminales. O sea, a los grandes crímenes no los llaman así pero, ¿no es un crimen que una persona nacida aquí sea analfabeta, que no tenga techo, que sucumba a la pasividad por el consumo de narcóticos? ¿Acaso no es un gran crimen que haya más jóvenes negros en la cárcel que en la universidad o que aquí, en el país más rico del planeta, haya gente que vive en la miseria?...

La movilización de hoy —que seguirá hasta que logremos la libertad de Mumia, porque sí saldrá en libertad— es absolutamente crucial y necesaria. Cuando uno ha sido condenado injustamente y se encuentra en el pabellón de la muerte, es de suma importancia que gente como ustedes participen y luchen por la justicia. No encuentro las palabras para expresar lo importante que es, porque eso nos da esperanza, la cual es más valiosa que el sentido común. En un lugar tan inmisericorde, triste y peligroso como la prisión, no hay nada más valioso que la esperanza...

Toda condena injusta es muy amarga y apesta. Todas son iguales y apestan por igual...

En mi caso, por ejemplo, dos delincuentes comunes, ellos mismos sospechosos del crimen, afirmaron —cuando les ofrecieron una recompensa de $10.000 y les prometieron perdonar los delitos que cometieron esa noche, los cuales conllevaban una sentencia de 90 años— que me vieron en el lugar de los hechos. El fiscal sabía que era mentira, exactamente como en el juicio de Mumia Abu-Jamal sabían que Cynthia White mintió. Sabían que White mintió, pero ocultaron ese hecho del jurado para que no oyera esa evidencia exculpatoria.

Tenemos que sacar a Mumia Abu-Jamal. No debe estar en la cárcel. Es un hermano valioso. De veras, un hermano muy valioso.

Agradecemos a Plough Publishing por facilitarnos la grabación de la intervención de Rubin Carter.


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Este artículo se publicó originalmente en español e inglés en: http://revcom.us/a/v22/1052-059/1053/hurr_s.htm (La Neta del Obrero Revolucionario).
Imagen: Rubin Carter, By Michael Borkson (Flickr: Rubin "Hurricane" Carter) [CC BY-SA 2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)], via Wikimedia Commons.


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