Amanecer
No te inmutas por mi dolor, ni siquiera, me
parece, te percatas de mis lágrimas… reflejo de tu sobrevivencia.
Combates a la luz robando la mía. Me exprimes. Casi flotas pero no; caminas.
Ves tu alrededor traslúcido egoísta. No te soportas.
Has muerto desde que no decidiste hacer algo por vivir. Tú, ajeno al tiempo.
No son tus manos filosas sino sensible mi piel. Pretendo ver en tu tez
el color azul nocturno evolucionado de mi ser. Alimentas ese transparente
cuerpo y de mi mano vacías tu alma también. Tú por la sangre, yo por mi
orgullo. Por mi pretensión metafísica. Claro está que no es a ti a quien
ves en el reflejo.
Cuán alto me siento pensando en volar sin saber. Cuánto ansío tus labios
entre mis hombros y los míos. Ecuánime me estremezco y te comparto mi
pulso.
Cómo antes saber podía que al final te haces oscuro, te internas en mi
sombra que paulatina disminuye de tamaño al acercarme al suelo.
Con algo todavía de calor al cuello, un suspiro para decir adiós. Un parpadeo
más buscando razones. Un sabio final, adiós al día, adiós a mi luz.
Amanecerte
Al llegar el miedo a esa tercera persona de
la que te alimentas, llega a mí la certidumbre. Así soy robando mi fidelidad,
intercambiándola por una delicia salaz. Y tú que sabes cómo volar te escondes
bajo mi sangre; observándola endurecer.
Se te aclara la piel, se te incendia. Incrementa tu calor y me empujas
desde dentro.
Vuelves al despertar yo, a morirte vos.
Amanecer
Son mis ojos quienes ahora te ven. Quienes gritan
risas sobre el pasado.
Soy yo mismo quien se burla de ti, de tu nobleza ingenua debido al tono
aún rosa de tu piel.
Soy yo, algo más gris, algo un poco diríase azul, sarcástico ya, por esta
mi especie a la que despierto y me entrego hoy.
Son una extensión mis manos y no la punta de mi corazón. Soy el que amanécese
así al fin, requerido de tu carmín interior. Orgulloso de su conocimiento
maldito.
Ya me despierto al irse la luz, y ya lo observo todo como se ve cuando
no lo toca la luz. Mi piel, mi cuerpo sin ella, reflejando nada en el
de penumbra portal que os presento un instante antes de exprimirte, de
vaciar tu alma también.
Luego me escapo, me refugio en lo que crees tu sombra. Y bajo tu tez,
antes de tus hombros digo adiós a ese desahuciado vestigio de calor.
Contactar con el autor:
cachun_cachun[at]hotmail.com
ILUSTRACIÓN TEXTOS:
Fotografía
por
Pedro M. Martínez ©
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