El tren es un niño
El tren es un niño
corriendo descalzo.
Antes que derrita
la primavera,
un trozo de ramal
corta el duro y húmedo
camino,
abriendo pechos,
estas líneas abandonadas.
Quemando estaciones,
carros avanzando
nerviosos y rígidos
hacia tu sur.
El tren es un niño
despierto,
enjuagado por el río.
A prisa, la risa,
eléctrico impulso
aleja a este pasajero invasor.
Ventanas abiertas,
nave despierta,
la cuna de este
tesoro parido.
El tren es un niño
inmaduro,
aprendiendo a caminar,
con tersos pies escarchados.
Déjalo,
déjalo conocer.
Gemidos de Pablo
en la carnicería
La letra gemida de Pablo,
su puño, su oreja, su maleta.
Sus iras envolvieron la carne
de algún dichoso burgués.
La carne molida
en el molino de letras.
La carne cruda en tus manos.
No evitamos
las cóleras del ignorante,
el suicidio temprano
de tu hermoso andar por las calles.
Pablo,
tus hijos de roca estamos alertas
para que ningún carnicero mediocre
apague sobre la balanza
tu sueño de hombre cansado.
Hemos de vengar,
sacrificando al animal
que comió en tu silabario.
Tranquilo amigo,
hoy se han deslizado chorros de tinta
a buen precio el kilo.
La marea de la luz
Aquí estoy,
apenas viendo,
libando náuseas
con la marea de la luz.
Contando esos odiosos
paseos criminales,
con esa ausencia
de aire verdadero,
con esa carne desgastada
en miles de camas abiertas.
Aquí,
volando al descubierto.
Y aunque el tiempo y su arista
me lleven en su jaula,
cobrando pedazo a pedazo
mi vida.
MARCELO MALLEA
nació en San Bernardo, Chile. Entre sus selecciones de poemas inéditos
y de libros se cuentan Agua; Poemas para ciegos, sordos y mudos;
El arte de desaparecer y Semillas de lunaria.
Contactar con el autor:
marcelomallea[at]yahoo.com
ILUSTRACIÓN POEMAS:
Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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