SU voz se hizo con el crepúsculo
y de las formas simples
de sus manos
nació una fragante rosa
ineludible a todo hombre,
a todo pájaro
capaz de cantar con su silencio.
El
viaje al altiplano
Si cruzo frente a ella,
la observo desplazarse por todos lados
como una estrella
en la majestad de la bruma,
encendidamente cálida.
Entierra sus ojos en mi silencio
hasta rozar mi piel
con sus deseos
y luego se disuelve,
soterrada y fría,
dejándome un vendaval de angustia
en cada célula.
Metamorfosis
Oscuro y enterrado, como búho,
espera en el silencio húmedo,
aplazando la sordidez,
consume murmullo tras murmullo
cada palabra,
como si fuera el último bocado
antes de la metamorfosis.
Aplasta férreamente
las posibles disensiones,
depura lo superfluo
que se antepone al valor mismo
de las cosas, pervirtiéndolas.
Sólo queda lo indescriptible,
aquello que se da por llamar
lo inefable.
Razón de esta búsqueda, este diario
ejercicio de crear la vida
con despojos cercenados a cadáveres.
Cuando
nos deje
el letargo
Entre los aciertos grises de los años,
los viejos salones y las voces
susurran con sus labios de polvo.
Los poetas jóvenes discuten de estética
mientras el mundo se muere
a dos pasos de sus respectivos egos
—¿Con cuál nombre designaremos lo inexorable
en este siglo de luces?— se preguntan.
Ellos por lo pronto
se sienten extranjeros de la desgracia;
acarician sus versos
con gracia, y con ternura de vírgenes
desgranan sus pétalos en las noches desiertas
cuando todo duerme sobre la tierra y los huesos.
Los mosaicos
de Alejandría
A Constantino Kavafis
Iba contigo escarabajo,
y me nacieron alas
en el camino del destierro.
Volé, volé infatigablemente
hasta llegar al precipicio,
antes que aquello se hundiera,
pero el olvido metió sus manos, escarabajo,
y olvidé que la sombra de la esfinge
era yo mismo.
Contactar con el autor: danielmontoly[at]hotmail.com
Ilustración poemas: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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