Me sobra un muerto
a Pablo de Rokha
Me sobra un muerto
me sobra
me sobra un muerto y no soy yo
quién es
y viene de la levadura y de los precipicios
me sobra un muerto
un muerto martillándome la piel
me sobra un muerto y no soy yo
porque estoy vivo y lo presiento
lo respiro
y cae de la manga de otro muerto
y cae y cruza mi camisa
y da la vuelta
y sigue y sigue en mi esqueleto
un muerto
un muerto en mi esqueleto
instalado de por vida
un muerto me sobra y no soy yo
y llora y grita y ríe con su carcajada demoníaca
un muerto
un muerto sagrado
un muerto en el gemido del espanto
un muerto derramado en mi garganta y en mi sed
con su ceniza de elefante
en el vinagre
en el aliño de los años
un muerto arañando los cristales
entre tábanos
y hormigas
y gusanos hambrientos
defecando un muerto sus palabras
o en la suma de las voluntades o en ninguna
o en la roca de las rocas
trapicado el invencible
el muerto agujereado por los otros
inmutable en el zarpazo
en la estocada del olvido
me sobra
me sobra un muerto y no soy yo
porque patea y raspa
engulle con su dentadura cavernaria
hasta rozar por fin la sal del universo.
Sangre
en el exilio
Cuando llegó el invierno a Chile
miles de pájaros volaron con la primera lluvia
estaban asustados entre la sombra y la muerte
y prefirieron emigrar con sus vidas hacia otras vidas
Tomaron el primer avión desesperados
se arrojaron a los muelles persiguiendo barcos
cruzaron las montañas huyendo de las lanzas
y dejaron atrás la patria y a los herederos del hambre
Algunos no despegaron jamás
les arrancaron las alas en el intento y la lucha
desaparecieron con nombre y apellido
bajo los árboles de hierro
los encerraron en jaulas por especies
y cuando años después los encontraron
tenían la caricia del cuervo entre sus plumas
Los otros, los perseguidos
los pájaros del pueblo que lograron atravesar la muerte
debieron acostumbrarse a volar de otra manera
a sentir de otra manera, a respirar de otra manera
La tierra ajena los había recibido
la tierra amiga los invitaba a su mesa
a compartir el pan y sus dolores
Muchos incluso en la agonía
soñaron con ver la patria por última vez
pero la patria también agonizaba
había querido volar con sus alas rotas.
MARIO
MELÉNDEZ (Linares, Chile, 1971). Estudió periodismo en la Universidad
La República de Santiago. Entre sus libros figuran Autocultura y juicio
(con prólogo del Premio Nacional de Literatura de Chile, Roque Esteban
Scarpa), Apuntes para una leyenda y Vuelo subterráneo. En
1993 obtiene el Premio Municipal de Literatura de Linares en el bicentenario
de dicha localidad. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura
hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Ha sido invitado
a numerosos encuentros literarios entre los que destacan el I y II Encuentros
de Escritores Latinoamericanos, organizados por la Sociedad de Escritores
de Chile (SECH), en Santiago en el 2001 y 2002, y el I Encuentro Internacional
de Amnistía y Solidaridad con el Pueblo (Roma, Italia, 2003), donde es
nombrado Miembro de Honor de la Academia de Artes y Letras de Roma. En
el 2004 es incluido en las series Grandes Poetas del Siglo XXI,
en la revista digital Ciberjob (España), Poemas Clásicos de
Hispanoamérica, en la revista digital Agonía (España), y
Grandes Autores Latinoamericanos, en la revista digital Los Poetas
(Estados Unidos). Además dirige, durante dos años, un taller literario
en la cárcel de Talca que dio origen al libro Los rostros del olvido
(dos volúmenes), donde se reúne el trabajo poético de los internos. Actualmente
trabaja en el proyecto Fiestas del libro itinerante, y preside
la Sociedad de Escritores de Chile en la región del Maule.
Contactar con el autor: mariomelendez71[at]hotmail.com
Ilustración poemas:
Dead Vlei, Namibia by
waterwin - originally posted to Flickr
as
Dead Vlei, Namibia. Licensed under CC
BY-SA 2.0 via Wikimedia Commons.
|