Algo notable
Luis Torregrosa
López
Al finalizar la
guardia, encendió un pitillo y se sentó sobre un
pequeño montículo a contemplar el amanecer. Enfrente,
el horizonte brillaba de forma intensa.. Hacia el norte,
las cumbres ofrecían la frescura de la nieve recién caída.
Al oeste, se alejaba la noche. En el sur, los muros del
viejo cuartel de artillería se confundían con el tono
pardo del páramo. Todo era silencio. Sobre su cabeza el
azul nítido, sin un jirón de nubes. La calma era absoluta.
De repente, una pluma gris se balanceó ante sus ojos y
cayó suave girando sobre su eje. La siguió con la vista
en un recorrido infinito de tan pausado. Terminó posándose
entre sus botas sobre las briznas de hierba y contempló
como se curvaba una de las hojas ante el leve peso de
la pluma y una gota de rocío, no mayor que una lágrima,
resbaló hasta diluirse en la tierra. Si alguien hubiera
estado lo suficientemente cerca y atento, le hubiese oído
susurrar: «Algo
realmente notable, pero a veces estas cosas pasan».
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RELATO: Fotografía por
Pedro M. Martínez ©
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