Página principal

Música en Margen Cero

Poesía

Pintura y arte digital

Fotografía

Artículos y reportajes

Almiar, en Facebook

¿Cómo publicar en Margen Cero?

Contactar con la redacción





El arte del Birlibirloque

(y otros relatos breves)


Ricardo J. Pérez García


El maestro del arte del birlibirloque fue el andaluz Mateo Estrella, y su obra cumbre el dejar preñadas a todas las solteras del pueblo de San Juan del Ratón, una villa poco relevante por la zona de León o por ahí. De todas sus presuntas víctimas, entre las que se incluían desde una preciosa criaturita de diecisiete primaveras hasta una enlutada solterona de cuarenta y cinco a la que nadie del pueblo había visto nunca traspasar el perímetro que traza un círculo de radio la distancia entre su puerta y la iglesia, y que incluía una tienda de ultramarinos, una mercería y una botica; tan sólo la jovencita declaró haberse cruzado con Mateo al doblar la esquina de la iglesia un martes, ya atardecido, a punto de ocultarse el sol. Dice la chica que Mateo la miró, la sonrió, y que ella sintió un tenue calambre a la altura del estómago, nada más. Que no sintió miedo, pero que por pudor aceleró el paso. El resto de afligidas damas encintas afirmaba enfáticamente desconocer completamente al autor de su ultraje. La solterona, llamada, casualmente, también Estrella, por ejemplo, declaró no haber conocido ni siquiera de paso a Mateo, aunque un testigo verificó que se cruzaron en la entrada de la botica y que Mateo tuvo la deferencia de apartarse manteniendo la puerta para que ésta pasara; doña Estrella quiso recordar el episodio por un levísimo desfallecimiento que notó al traspasar el umbral, y que comentó, en confidencia, al boticario por si pudiera resultar síntoma de algún mal en ciernes —doña Estrella es algo hipocondríaca—, manifestación que éste confirmó.

Estas declaraciones se produjeron como resultado de una investigación que realizó el jefe de la guardia civil de San Juan a título particular, pues no se interpuso ninguna denuncia, ante la noticia del embarazo simultáneo de las veinticinco señoritas. Fueron interrogados todos los posibles pretendientes de cada una de las víctimas y el mismo Mateo Estrella en calidad de foráneo y por lo tanto primer sospechoso. Pero la excelente educación que este exhibía, aparte algún que otro ademán que casi lo acusaba de intereses contrarios lo excluyó inmediatamente de toda inculpación. Diez meses después (debido a un retraso de doña Estrella) se pudo comprobar que todos los neonatos eran varones, que todos sin excepción lucían un lunar en la mejilla derecha y un gracioso tupé sobre la frente en su rizada cabellera; todos recordaban, precisamente por estos detalles al ya casi olvidado Mateo Estrella. El caso fue archivado al no volver a tenerse noticias del misterioso violador.


El arte de sostener

El inventor del sostén fue Sir Suject, un philipin pointer, como se denomina en Inglaterra a los vividores, que encontrándose de visita en el prostíbulo de Mmselle. Cachond observó empíricamente que las tetas de la pupila Bernadette (Victoria O'Flannagan, una irlandesita que había emigrado a London desde el condado de Londonderry en busca de una oportunidad) se veían realzadas cuando su propias manos las sostenían desde atrás, y que ello le ponía aún más que observándolas de frente, lo cual corroboraba enfáticamente Bernadette.

Una lengua
muy viva

Era china y se llamaba Wong, pero se hacía llamar Priscila. Apenas hablaba y cuando lo hacía empleaba un dialecto Tailandés que nadie le entendía, pero conocía en ciento dos idiomas la expresión que invitaba a recibir una felación. Esta información fue corroborada por el doctor en lingüística comparada por la universidad de Oxford, sir Henry Alcanfort que se hizo repetir y anotó metódicamente cada una de las frases y el idioma del que provenían, algunos de los cuales hubo de deducirlo y rechazar la conclusión porque le llevaban a admitir que la china Wong había cometido felación con un egipcio de la tercera dinastía y con un indio maya (no otra razón podría encontrarse para que Priscila hubiera aprendido esos vocablos en tales idiomas, si excluimos como imposible, claro está, la de que se las hubiera enseñado un experto en lingüística comparada).


La empresa más
limitada

Pese a su cortísima producción anual y la terrible competencia en el mercado de los cosméticos, Cosme Ticiano ha conseguido que su pequeño negocio se mantenga a flote sin variar la productividad, ni explorar nuevos mercados —que de todas maneras le serían imposible de abastecer— y, lo que es más importante, mantenerse a sí mismo y a su familia en condiciones más que holgadas. Todo comenzó cuando Cosme, en un arranque de espontaneidad, —estaba pasando una crisis de madurez— decidió entrar en el prostíbulo que abre sus puertas junto a la fábrica de tabacos en la que cumplía su oficio, a desahogar un pequeño antojo de carácter lúbrico que tiempo ha le venía remordiendo el deseo. Por no desajustar demasiado su estrecha economía optó por la pupila de saldo, una cincuentona que había perdido mucho de su encanto a causa de su prematuramente avejentado rostro. Cosme cumplió su efímero sueño y la vieja meretriz cobró por ello. Pero fue mayor el beneficio, pues los efluvios seminales de Cosme le obraron tal maravilla en la piel de su rostro que en cosa de horas pudo observar asombrada que el espejo reflejaba un recuerdo treinta años atrás. El alborozo entre las pupilas del burdel fue tal que Cosme se vio gratificado durante meses con toda clase de sueños eróticos con los que jamás se atrevió a fantasear, siempre, y únicamente, a cambio de no «derramar su semilla sobre la tierra baldía». Hasta que su mujer entró en escena. Persona de carácter práctico, decidió embotellar el elixir y distribuirlo entre las casas de lenocinio de la ciudad a un precio justo. Hoy el Fluído Ticiano es exportado a los países más importante a unos precios astronómicos, naturalmente muy lejos del alcance de las hetairas locales que se deben conformar con un producto de menor calidad, vendido con la misma firma, pero a precios más reducidos. No faltos de solidaridad, Cosme y su esposa han incluido en el negocio tanto a sus hijos como a primos, cuñados y demás familia, todos gente de hábitos muy sanos y que viven encantados de haber recibido esta oportunidad.

Algo terrible

Algo terrible aconteció sobre Londres durante el siglo diecinueve, en el tercer cuarto del siglo. Fue el caso del destripador que, eligiendo como víctimas, preferiblemente, a prostitutas, tras estrangularlas les abría el vientre y les extraía las vísceras, abandonando el cuerpo abierto en canal y vacío. En mil novecientos setenta y cuatro, la prestigiosa casa Limited Son, cuyo objeto mercantil era la fabricación y venta de preservativos, que abrió sus puertas precisamente en los días en que actuaba el criminal con un pequeño negocio en Slimburry, gracias a los esfuerzos del excirujano J. Walter MacKarnish —expulsado, al parecer, del colegio de médicos, por su excesivo celo empírico en estudiar las enfermedades venéreas entre las prostitutas del barrio en el que finalmente abrió su negocio, y en torno al cual tuvieron lugar los tristes sucesos referidos al principio de esta noticia—, negó rotundamente que hubieran pruebas concluyentes acerca de que su fundador pudiera ser identificado con Jack el Destripador.


_______________________
Contactar con el autor

ricardo[at]dis.ulpgc.es

Ilustración: Physician auscultating, By Anonymous [Public domain], via Wikimedia Commons.

*N. de R.: Esta página fue reeditada en agosto de 2014 y septiembre de 2017, por lo que no muestra el diseño con que se realizó originalmente.