Marcelo D. Ferrer

Dejarse llevar



Si la tarde cae o se levanta...,
¿no da igual?

Hay razones pensables
para que esta bella soledad
sature de encantos esta tarde
y su pausado reposar...

La espontaneidad arrasa
la consistencia del tacto,
se masifica el espíritu
con la tarde que apenas cae.

La penumbra nos borronea la vista...
En abstracto se conectan las almas,
tu vestido..., mi camisa.
comienza el dulce juego
de las almas cuando se acarician.

Si soltar pasiones es fusionar en éter corazones,
piel, pollera y pantalones,
que dormiten fuera los rosales
o que el tilo mude sus amarillos invernales...
¡Que anochezca!
¡Que amanezca!
Que se sature el aire del roce incansable de tocarse
¿hace eso la diferencia al expresarse?

Fusionar y dejarse llevar...,
calentar el aire y flotar,
buscar una huella en tu cuerpo
y comenzarla a andar...
Amarnos en esta tarde
de caída leve pero magistral...,
hasta que el ángel de esta
tan complaciente soledad
nos diga que hemos a la tierra
de regresar.


Leve me acerco

A la distancia justa
del torbellino de tu aliento,
en tu rojo intenso
y la humedad de tus adentros.
Sin rozar la fragilidad.
Sin alterar sustancia.
Sin soltar destellos.
Sin controlar reflejos.
Sin excluir la mirada.
Como abarcando la nada
que ya tiene un cuerpo
que engendra un alma...
En la espera tensa
en medio de la urgencia
que acrecienta la llama
que mi pecho inflama
y deshace el esfuerzo
de contener las ganas...,

leve,
me acerco,
te beso.




Contactar con el autor:
marcfer[at]amc.com.ar


Ilustración: Fotografía por Pedro M. Martínez ©




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