relato por
Amalia Álvarez San Pedro

 

C

reo firmemente que si alguien no tiene suerte es porque otra persona se la ha robado. Sé muy bien que la mayoría de la gente piensa que este tipo de ideas no son más que supersticiones y de hecho, si se lo contara a mis amigos, dirían que estoy influido por aquella bruja del parque de atracciones que me echó las cartas. Están todos equivocados, lo creo sin necesidad de ninguna influencia aunque, por supuesto, no he olvidado a la bruja. Tenía entonces apenas diez años, pero recuerdo el día perfectamente.

Nos escapamos de clase un grupo de compañeros entre los que había también alguna chica y fueron ellas, las chicas, quienes insistieron en entrar en aquella atracción de la feria que no habíamos visto antes y en la que prometían adivinar el futuro. La caseta tenía unas luces intermitentes enmarcando la entrada y un búho mecánico sobre una percha que se movía de un lado a otro como si bailara, de forma absurda. Aquel búho y la cortina negra que tapaba la entrada me dieron mal fario, pero… ¿Qué podía hacer? Todos entraron así que yo también lo hice.

La bruja estaba sentada en medio de la oscuridad y llevaba puesto en la cabeza un pañuelo bordeado de medallas que le colgaban sobre la frente; ante ella, una bola de cristal emitía una luz tenue. ¡Era ridículo! Y sin embargo, las piernas me temblaban cuando me senté. La maga movía sin parar las cartas sobre la mesa, pero yo solo tenía ojos para las medallitas que tintineaban cada vez que ella se movía. Hay sonidos que se quedan grabados para siempre, son el marco de los acontecimientos. De repente ella alzó la cabeza y dijo: «Alguien vendrá, te robará la suerte». No recuerdo lo que pasó después, pero la profecía se cumplió plenamente.

 

Poco después, mi madre tuvo otro hijo y mi hermano resulto ser alguien muy especial. Además de ser más guapo y más listo que yo, él poseía el don de los privilegiados; ese don que obliga a los demás a mirarlos cuando entran en una habitación o a escucharlos sin interrumpir y que subyuga a todos los que conocen. Este tipo de personas son como una dinamo, cargan de energía cualquier lugar y siempre tienen la capacidad de suscitar amor.

Mi hermano había hechizado a mis padres, sobre todo a mi madre. Él hacía lo que le daba la gana y mi madre apenas lo regañaba por nada, si es que aquel sonido entre quejoso y dulce que ella emitía podía llamarse regañar.

Muchas veces, sentado en un rincón de la cocina, los espiaba atento esperando con anhelo que se produjera el milagro. Mi hermano interrumpía las protestas de mi madre, la cogía por la cintura y bailaban; él susurraba algo en su oído y entonces se producía el milagro: mi madre rejuvenecía ante mis ojos transfigurada por amor. Recuerdo sus mejillas encendidas, aquella mirada embelesada y, sobre todo, recuerdo su risa, esa risa que, incluso después de muerta, aún resuena en mis oídos. Nunca se rió así conmigo.

Por si todo esto fuera poco, mi hermano interfería en mi vida continuamente hasta el punto de salir conmigo y con mis amigos con demasiada frecuencia. Siempre me pregunté por qué le gustaba tanto hacerlo si él era mucho más joven que nosotros, pero a mis amigos no parecía importarles. Mi hermano era tan divertido.

Fue por entonces cuando conocí a Marta. Mi querida Marta, mi compañera de estudios, mi amiga, mi confidente; yo la amaba, pero mi hermano me la robó. Supe que la había perdido el día que oí su risa, igual a la de mi madre, y vi el mismo brillo de estrellas en su mirada. Ella estaba embobada por él y yo había dejado de interesarla por completo. Así que, en cuanto pude, me marché de casa, me alejé de mi hermano. ¡Qué iluso! Como si alguien pudiera huir de su destino.

Durante algunos años así lo creí, sobre todo desde el momento en que Alicia, mi esposa, entró en mi vida. Ella borró el pasado. Me quiere, nos amamos, somos felices, y sin embargo tengo miedo; sé muy bien que la felicidad dura poco. Y es que ahora, de repente, Alicia no para de insistir: quiere conocer a mi familia. ¡Qué más da si la conoce o no! ¿No tiene suficiente conmigo? ¿Se aburre tal vez? ¿Necesita más?

Desde hace varias noches me obsesiona el mismo sueño: llego a casa, abro la puerta, veo a mi hermano y entonces, oigo reír a mi mujer con esa risa, igual a la de mi madre, igual a la de Marta, la misma de siempre. Esa risa maldita que no para de sonar dentro de mi cabeza.

Estoy seguro de que no es solo un mal sueño, sé que ocurrirá de nuevo, como ha ocurrido siempre, como dijo la bruja. Aunque esta vez será diferente, lo tengo decidido. Solo hay una forma de recuperar el amor robado, el ladrón debe desaparecer y el círculo se cerrará al fin. Todo volverá a ser como al principio, como antes de que él llegara, como siempre debió ser.

 

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Amalia HoyaAMALIA HOYA es natural de Béjar (Salamanca) y residente en Madrid desde el año 1975.
Estudios realizados:
– Filología Española (UNED).

– Fotografía Profesional por el C.E.I. Centro de Enseñanzas de la Imagen Madrid.
– Varios cursos monográficos de Fotografía Digital en aulas NIKON (Madrid).
– Talleres literarios en: Comunidad de Madrid, Fuentetaja, La Central, Casa del lector, Escuela de escritores e Instituto Cervantes.
Vida Laboral:
– Fotografía de reportajes y eventos sociales.

– Fotografía industrial en una multinacional alemana.
– Guía de la Biblioteca Nacional de España (Voluntariado).
Premios Fotográficos:
– 2002 Primer Premio Municipio de San Martín de Oscos (Asturias).

– 2011 Primer Premio Café Unión de Madrid.
Como escritora utiliza el seudónimo: AMALIA ÁLVAREZ SAN PEDRO.

– Primer libro de relatos publicado (2015): La sombra y otros relatos. (https://www.casadellibro.com/ebook-la-sombra-y-otros-relatos-ebook/9788460696841/2806221).
– Segundo libro de relatos que saldrá próximamente: Seis personajes y un cantante.
– Terminados y pendientes de publicación un cuento infantil y otro juvenil.

– La revista Almiar (Margen Cero) publica alguno de sus relatos.
– La revista Moon Magazine de San Sebastián publica sus ensayos de crítica fotográfica Fotógrafos Bruce Davidson (2016) y Terry O’Neill (2017) (Amalia Hoya Archivos – Moon Magazine – Revista Lúdico-Cultural).
– Finalista del concurso convocado por la revista Moon Magazine con el relato Vacaciones en el paraíso (2017).
– Miembro del jurado del concurso fotográfico convocado por la Biblioteca Nacional de España, titulado: «El arte eres tú».

Contactar con la autora:
amaliahoya [at] yahoo.es / ahoyagran [at] gmail.com

Ilustración relato: Fotografía por Amalia Hoya ©

 

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