relato por
Favio Giacometto

 

Nena ahora me tienes de verdad,
me tienes de tal manera,
que no sé lo que hago.

(You Really Got Me, The Kinks)

Se acerca el amanecer,
cuando las luces cierran sus cansados ojos,
pronto estaré contigo,
para darte mi sorpresa del alba.

(Sunshine of your love, Cream)

 

U

n humo se expande como fantasmal pulpo blanco a través del salón de clases. Tosemos y lloramos mientras el profesor se levanta. Con la voz carrasposa y un pañuelo en la boca cancela la clase. Toda la tarde me la he pasado pensando en ti. Esta clase de ecuaciones diferenciales me importa un culo. Afuera se escuchan los gritos de la protesta y las primeras papas explosivas y los primeros gases lacrimógenos de siempre.

Me terminaste. Lo nuestro era un amor imposible. A ti te gustaban las películas de terror de Rob Zombie y a mí las de Bergman. A mí me gustaba Woody Allen y a ti te gustaba Robert Rodríguez. Qué cagada. Con lo bien que la pasábamos. Sabes que te espero. Como se espera la cerveza en la barra de un bar. Con ganas de beberte y fumarnos un cigarrillo después. Sabes también que si no fuera por ti, estaría defendiendo a los palestinos de esos hijueputas judíos. Sabes que cuando me miras me haces sentir inmortal. Hasta que empezamos a pelear. Mierda otra vez. Me tiras un vaso de vidrio a la cara y luego estas diciéndome que no te deje. Pero yo te empujo y te digo que te vayas a la puta mierda. Si no fuera por ti, estaría en Marruecos fumando en una shisha. Maldita sea. Si no fuera por ti estaría en Australia surfeando olas debajo del sol más grande del mundo. Y todo vuelve a empezar. La maldita rutina de los ojos rojos. Me escondo entre tus errores y tus ironías. Si no fuera por ti, me cubriría el rostro para golpear a los cerdos policías. El cigarrillo y la última línea de perico se me agotan.

Voy saliendo de la universidad y veo que la gente corre en dirección opuesta a la mía, dos encapuchados me abordan —¡Hey parce! ¿Hoy entras o qué? Les digo que no, que otro día. —¡Bueno papi hablamos luego! Salen trotando. Escucho las papas explosivas. Hoy no me interesa. Salgo al fin a la carrera treinta. Paso el puente repleto de curiosos y veo las tanquetas negras del ESMAD. Entran con miedo a la Universidad. En eso me llamas al celular y me dices que, como hoy es viernes, Que si nos vamos de farra, Que estás fumando porro en la casa de una amiga. Te digo que sí.

El transmilenio rojo, la ciudad y los transeúntes corren de la lluvia. Stephen en Dublín. Cae la tarde. Veo estos buses rojos repletos de las cinco de la tarde. Llenos en su mayoría de mujeres que trabajan. Mujeres bellas y gordas. Mujeres siempre deseando ser otras. Delgadas. Amadas por un hombre. Con carros, niños, perros y una finca. Mujeres que piensan qué mierdas hice para estar en estos buses rojos repletos de las cinco de la tarde.

Quedo contigo en un café, espero en la barra a que llegues con tu amiga mientras bebo mi cerveza y fumo un cigarrillo. Bogotá en la noche es real. El Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Llegas a eso de las diez de la noche. Con tus largas piernas y tu cabello azul. Escondida entre el humo de tu cigarrillo. Me muestras tu último tatuaje. Te combina con los ojos verdes. Subimos por la séptima con el cigarrillo en la mano y la botella de aguardiente. Me he escrito tu nombre en mi piel más de cuatro veces. Poper por la boca buscando el orgasmo infinito. En el Carulla de la 63, justo a dos cuadras de donde se reúnen los Skinhead los fines de semana. Me presentas a tu amiga Karen. Bajita y delgada. Un cuerpo de oro en unos enormes ojos azules y un cabello ondulado que le tapa a veces la frente: —Estoy retripiada maricas qué vamos a hacer.

En todos los bares de la séptima la rumba se ve mala. La noche no promete. Vamos a un bar de son cubano en la 82. Llegamos. Vamos pidiendo otro paquete de cigarros y una botella de tequila. Salud, alzo la copa y con el cigarrillo. Empujo el humo y el guaro. Reímos, gritamos, discutimos, escuchamos. Contamos historias que nos han contado, o de personas que hemos conocido. A esta hora estoy loco. Estamos locos.

Me dices que sigamos la rumba en el apartamento de tu amiga. Paramos un taxi.

Llegamos al apartamento a las cuatro. Borrachos y periquiados. Con el amanecer en los ojos y el alba en la ventana. Prendo un porro. Karen no está nada mal ¿Sabes? Tú te recuestas en ese sofá verde y me dices que tienes frío. Me quedo en el comedor armando el último porro. Karen se me acerca y con los ojos rojos me mira y me da un beso. Nos recostamos contigo en el sofá. Prendemos el último porro. Nos lo fumamos todo. Borrachos y felices. Te beso en el instante en el que se consume la colilla. Ojos vidriosos. Tu amiga te da un beso profundo y dice —¿Qué les parece si vamos al cuarto?

 

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Favio Andrés Giacometto Dallos. Escritor, Ingeniero de Sistemas de la Universidad El Bosque. Algunos semestres de Español y Filología Clásica Universidad Nacional. Egresado del Taller de Cuento Ciudad de Bogotá 2010. Taller de cuento Virtual Antonio Ungar 2011. Taller de Cuento Universidad Central 2012. Ganador 1.er puesto Concurso de Cuento Universidad El Bosque 2009. Ganador convocatoria Revista Literaria La Perra 2010. Seleccionado para Libro de cuentos Antología Renata de cuento 2010 – Tragaluz Ediciones. Finalista concurso de cuento Teuc 2012. Escritor invitado para «BOGOTÁ CUENTA – Nuevos Narradores Colombianos», Semana del Idioma en la Feria del Libro Universitario organizada por la Universidad del Rosario, abril de 2010 y mayo de 2011. Ganador Concurso Distrital Imaginación en el umbral Modalidad Concurso Nacional de Cuento para Jóvenes. Publicaciones virtuales y físicas en revistas de literatura.

Contactar con el autor: favio02g [at] gmail [dot] com

📷 Ilustración relato: Angelina Probst the sexiest gallery Berlin Germany, By Artandmore (Angelina Probst) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html) or CC-BY-SA-3.0], via Wikimedia Commons.

 

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