artículo por
Pedro Diego Varela

M

e he visto casi obligado a escribir un artículo que represente de una manera precisa el papel que tiene la poesía hoy en día, tanto en el joven como el viejo, tanto en el enfermo como en el sano.

No es de extrañar que tanto la palabra como la poesía hayan perdido gran eficacia y valor moral en la sociedad, aunque esto no significa que queden vacías de fuerza. Cuando se habla de poesía se suele imaginar un conjunto de versos que rimen en consonante o asonante, siguiendo una estructura y pudiendo variar en arte mayor o menor. Esto sinceramente es una opinión muy vaga y poco clara de lo que verdaderamente representa la poesía y la palabra, aunque no es de extrañar que suceda esto. En una sociedad arropada por las tecnologías, redes sociales y otros aspectos de variada índole no nos sorprende que cada vez las letras, el pensamiento y algo tan importante como la misma palabra haya perdido su efectividad, proporcionando a cada persona un conocimiento muy vago y escueto sobre la realidad y el propio sentir. La poesía no es nada de eso. No es una estructura perfecta, no es algo esquematizado, que ha de seguir reglas. Más bien es todo lo contrario, una imagen borrosa e irregular, que se moldea sin voluntad propia según el criterio y la manera de pensar de cada sujeto. Es la forma más estricta del lenguaje, y me atrevería a decir que la más bella. Es curiosa y enamoradiza, es la palabra misma de aquel que siente. La poesía es cualquier lenguaje, pero no todo es poesía.

El temor que me hiela las manos es que, no dentro de mucho, quede olvidada por completo, quizá en alguna antología de alguna librería, en una libreta de alguien que no conoceremos, en la cabeza de un hombre desquiciado o incluso en nosotros mismos. El día que muera la poesía, morirá la palabra. Entonces veremos el mayor asesinato cometido por el hombre. El conocimiento quedará sepultado y dormido para siempre. El sentir morirá.

Pero habrá que plantearse, ¿cuál es la causa de todo esto? Quizá no haya un solo factor que agrave no solo la poesía, sino todo el pensamiento y cualquier arte. Es inútil buscar la causa, la única manera de combatir la muerte del poeta y de la poesía es con la misma. Debemos de dar voz con nuestra palabra de los problemas y arreglarlos. Si no se hace esto, la poesía perderá la palabra y quedará muda para siempre.

 

📩 Contactar con el autor: pedrodiego98 [at] gmail [dot] com

 Ilustración artículo: Fotografía por ThePixelman / Pixabay [Public domain]

 

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Revista Almiarn.º 89 / noviembre-diciembre de 2016MARGEN CERO

 

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