MÁRGENES/CENTRO,
por
En el multívoco espejeo de este primer conjunto de textos de Rafael Farías, que ha salido a circulación tanto en revistas de papel como virtuales, los mass media y un imaginario kitsch desbordante de sensualidad, juegan un papel preponderante más allá de las pretensiones intelectuales del autor, lejos también del pasivo homo videns de Sartori o de añejas perspectivas que desprecian a priori lo kitsch. Este grupo de once poemas ya desde el título nos anuncia la intertextualidad con la obra de Caroll [1], destacando en tal práctica la evasión de las leyes lógicas del mundo adulto en favor de lo sentimental y lúdico, marcado por un tono melancólico también en correspondencia con Alicia a través del espejo.
Centralidad y márgenes entablan un diálogo conflictivo que los relativiza «donde lo que está en juego es el orden de visibilidad/inclusión» (Castillo, p.15), a través de los/las sujetos textuales bosquejados/as por medio de la voz-eje de un nosotros en continuo desdoblamiento, ejercicio que subraya el carácter de artificio de la escritura o de cualquier re-presentación, incluyendo, cómo no, la miseria teatralizada de estos actos corrientes ofertados a un público ávido de autoengaño, donde las estrellas son reflectores y los espejos cámaras:
«[…]
las pocas veces que nos sintonizaron El sujeto antihéroe se mueve en un territorio discursivo periférico, donde el fracaso prematuro de cuanto describe o presiente aparece remarcado por el recurso de imágenes nacidas desde actos pequeños, a un lado de la grandilocuencia de la historia oficial («en el idilio conmovedor de acariciar a los perros»), por un dejo de ambigüedad en su género derivado, en gran medida, del rango de edad que ocupa («todas íbamos a ser reinas de los corazones / no importando el precio de las famas») y por el estrato social esencializado al que pertenece («habíamos empezado a crecer la farándula en el block / odiando el hacinamiento de nuestras veleidades»); peculiaridades que lo señalan como ser humano incompleto. Respecto a la clase social: «...una de las contradicciones fundamentales creadas por el hegemonismo de la economía de mercado y la globalización radica en que los individuos se relacionan crecientemente con la sociedad desde su condición de consumidores y no como ciudadanos […], en términos de que el consumidor adquiere estatus y capacidad de convivir bajo este sistema por su capacidad de compra, es decir, por su nivel de ingresos». (Gonzáles, p.160) Sin embargo, existen otras posibilidades para convivir bajo estos términos, que el recién citado Gustavo Gonzáles no contempla. En el caso puntual de Tras el espejo o las bellezas que somos allí, el camino para que el sujeto acceda a un lugar que lo legitime como voz válida de ser oída, no es ya el poder adquisitivo, sino la fama, en imitación paródica de lo trascendente en esa constante revisión de las identidades que exhibe el escrito, transformando al sujeto a un tiempo en objeto de consumo y en consumidor de sí mismo, no como crítica a un orden concreto, sino más bien como manifestación de malestar ante el poder e inestabilidad de los ordenamientos a los que se está inevitablemente sometido. Por tanto, la publicidad, «los destellos del mal / y la moda» y, por sobretodo, la televisión, son reflejo y proyección de la frivolidad humana en su carácter de fetiche de consumo, que permite a los destinos marginales tornarse centro, por lo menos cuanto dura su protagonismo como moda de turno:
«[…]
para la casa estudio Nota aparte merece la alegoría que muestra el texto, respecto a las relaciones que se dan entre los/as poetas emergentes, su producción y los distintos lugares que ocupa cada uno/a dentro de la jerarquía de la industria cultural chilena. Un botón de muestra:
«[…] antes de
haber convertido nuestra realidad De esta manera, a lo largo del texto el refugio de la subjetividad del/la mencionado(a) antihéroe/heroína, no es otro sino la construcción de un discurso sustentado sobre la reinvención romántica del pasado:
«[…]
ahora que después de unos años recuerde Reinvención romántica del pasado que deja en claro su carácter parcial e ilusorio, y que viene a funcionar entonces como única trinchera donde guarecerse de la colosal maquinaria que objetiva a los individuos, obligándoles a ser parte de un juego deshumanizante donde centro y márgenes no son sino planos interdependientes, en su relación con el poder del dinero y la fama, en una clara versión actualizada de la trata de personas. _________________________ Notas: [1] No es el único diálogo intertextual a tener en cuenta. Bibliografía consultada: - Calinescu, Matei. Kitsch. En Cinco caras de la Modernidad. Tr. Marías Teresa Beguiristain. Editorial Tecnos S.A. Madrid, 1991. - Caroll, Lewis. Alicia a través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado. Tr. Jaime de Ojeda. Alianza Editorial. Madrid, 1973. - Castillo, Alejandra. La aporía republicana. En la república masculina y la promesa igualitaria. Ediciones Palidonia. Santiago de Chile, 2005.
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Gonzáles, Gustavo.
Migrantes y trata de personas. Ciudadanos sin ciudadanía. En revista
Comunicación y Medios,
n.º
15. Universidad de Chile. Santiago,
-
Sartori, Giovanni.
MARCOS ARCAYA
PIZARRO
nace en La Ligua, en 1979. Pertenece al Colectivo Lingua Quiltra. Es estudiante
de Licenciatura en Castellano en la Universidad de Santiago de Chile y Diplomado
en Género en la Universidad de Chile. Realizó el taller «Narrativa Gótica
y Surrealizante en Chile» a cargo de Tomás Harris. Ha participado en diferentes
lecturas, entre ellas, JORNADAS ROKHIANAS, NOCHES DE POESÍA Y MÚSICA DE LAS
VII JORNADAS DE LITERATURA LATINOAMÉRICA ESTUDIANTILES (JALLA-E 2005), LA
MISTRALIANA, NOCHES QUILTRAS, VERSEANDO RAÍCES, etc. No ha tomado taller de
poesía alguno y permanece inédito, salvo textos de diferente tipo en revistas
de papel y virtuales. 📩 linguaquiltra (at) yahoo.es ⓘ De Marcos Arcaya puedes leer el artículo: Todas íbamos a ser Bolaño (o de sol oscuro a Maradona hay un solo paso) ∴Ilustración: Alice Liddell, Lewis Carroll [Public domain], via Wikimedia Commons, via Wikimedia Commons.
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