Alex Quiroga

Alex Quiroga:
«Somos lo que hacemos»


Entrevista por Pedro M. Martínez

Ayer nevó en Madrid. Recibí una llamada de Alex Quiroga mientras paseaba haciendo unas fotos; no ha habido problemas importantes por la nieve, parece que en esta ciudad vamos aprendiendo a convivir con el frío y las calzadas resbaladizas. Un vecino me diría, poco después, que lo del calentamiento global era un invento de los políticos: nieva en Madrid, y hace frío; como tiene que ser, estamos en enero.

La cita es en la Plaza de los Cubos, frente a los Cines Princesa. Hace tiempo que no voy por allí. Cuando llego, la plaza me parece igual a la que recuerdo: palmeras enanas en maceteros de cemento, farolas que quieren ser modernas y edificios diseñados para mayor gloria del cartabón. Los Cubos me siguen pareciendo horribles, supongo que es debido a mis escasos conocimientos de escultura.

Puntualidad inglesa. Pocos minutos después de la hora en que nos habíamos citado, estamos sentados ante una mesa de uno de esos establecimientos de comida rápida que cierran a las tantas. Alex me dice que luego iremos a otro lugar en donde sirven buenas raciones y la carta de cervezas es variada.

—«El miedo es un no», es una frase muy sugerente de la película Ilusiones rotas: 11M. Esta frase hace que el personaje que está luchando por conseguir un papel en la obra de teatro se convierta en un «verdadero» actor pues pasa de leer un texto impostado, que le es ajeno, a algo que de verdad siente… —antes de mi primera pregunta sobre su trabajo hemos charlado sobre lo que se suele charlar entre dos personas que se ven por primera vez.

—Tenía el primer papel, era importante para él y cuando leía se agarrotaba. Los actores tienen que volcarse, deben de decir lo que sienten, y por eso hay que darles libertad para que suelten lo que tienen. Por ejemplo, el actor sirio que interpreta el papel de uno de los inmigrantes (el marroquí, en este caso) me dijo «mira, si lo hago como lo dice el guión quizá a la gente no le guste, vamos a intentar hacerlo mal, como hablo yo, ser yo mismo» y le dije que vale.

—Ilusiones rotas: 11-M tiene un tono de reportaje, ¿por qué utilizaste el recurso de insertar entre escenas documentos periodísticos concretos de aquellos momentos?

—Hacerlo de otra manera, como que los personajes vieran los sucesos en la televisión o los leyeran en un periódico, me pareció un recurso muy usado… Yo lo que busco es lo poco convencional. No es que vaya de súper intelectual, busco lo que no se ha dicho, para romper: me gusta romper… tal como Bigas Luna en Bilbao, en la secuencia de la chica, que le echa la leche encima y eso no se había visto en cine en la vida.

Fotograma de «Five Colors»

Sale en la conversación uno de los directores que han influenciado el cine de Quiroga. Sin mediar pregunta por mi parte aparece Five Colours porque recuerda cómo se sacó de la manga unos planos aéreos durante el rodaje. Le pregunto el porqué de cinco colores, no me cuadra la cifra con la del número de personajes…

—En la filosofía china los colores representan estados de ánimo que son los que aparecen en la película, los que están presentes en los personajes que se entrecruzan en la historia…

—En alguna parte he leído que Five Colours busca «el sentido global de la vida en sí mismo…»; Alex interviene rápidamente:

—No. En absoluto. Five colours es una comedia ácida sobre la vida. Esa frase no es de mi cosecha, la película cuenta los palos que puede dar la vida, los conflictos que se producen, por ejemplo, en una separación después de veinte años de convivencia… (¿Detalles de historias pequeñas? —le interrumpo) …no —prosigue—, no hay historias pequeñas, hay gente que por los demás hace lo que sea. Si vamos a buscar héroes te subes al Metro y ves la cara de la persona, a las ocho de la mañana, que se tiene que ir a trabajar, que tiene que echar adelante con todo lo suyo y aguanta y aguanta… Somos lo que hacemos. Aunque no seas un súper héroe, aunque no seas un director de cine, aunque no seas alguien famoso, merece la pena luchar porque existe un motivo para aguantar por los tuyos, trabajas durante toda la vida y te quieren por eso. Ya no existen mujeres malas ni hombres buenos, ni ninguna de las dos cosas…

Lleva quince años en España. Ha conocido muchas profesiones, opina que en Argentina el trabajo es más de equipo que en España. Su madre es gallega, pero de Galicia, sonrío cuando me lo dice: la precisión en importante cuando se habla de un país en donde todos los españoles somos «gallegos».

—Si vas para la Avenida Dos de Mayo, en Buenos Aires, y cruzas el Obelisco es todo España…

Es inevitable que la conversación se tercie por los lugares que conocemos o frecuentamos: Segovia, el País Vasco, Asturias y, como no, Madrid… Cuando habla, Alex a veces se para y ríe anticipando la anécdota que va a expresar a continuación, creando una cierta expectación ante lo que va a decir. Entre los recuerdos de calles de Madrid que fueron o son señaladas para cada uno de nosotros, se me ocurre preguntarle sobre un comentario que leí en una de las páginas dedicadas a sus películas: ¿los directores independientes del cine español ya no saben hacer cine «social» o es que el público ya no tiene «nivel»…?

—No, no, el público no es de bajo nivel. El público va al cine y ve, piensa, sabe lo que quiere. Hace poco estuve en una reunión de alumnos de la Escuela de Cine y uno de ellos me dijo que quería hacer un documental sobre un inmigrante, contar su vida… Y yo le respondí, bueno, usted sabe lo que quiere contar, pero no entre en el terreno de su intimidad para que no se sienta herido; se lo dije porque, en cierta ocasión, asistí a la proyección de un documental sobre cómo se hizo una película con actores no profesionales, dirigida por un director sudamericano. Hubo en esa proyección una cosa que me puso los pelos de punta: el director coge a una niña y le dice: «Yo te compro el vestido que tú quieras, el que más te guste, y alguna otra cosa más, si te paras en la camioneta y dices “Yo soy puta”», la niña interpretaba ese papel en la película… Ella le contestó al director que no haría tal cosa porque ella hacía el papel pero no era puta, actuaba para ganar algo y poder comer ella y su familia. Bueno, ante la negativa de la niña a decir que era puta la escena se arregló ¡suprimiéndola!...

—¿Y el director éste contó la anécdota en publico?

—La contó, como diciendo «vaya el orgullo que tiene la niña». Para ser un buen director —y esto tiene que ver con lo del cine «social» del que hablábamos— no hace falta torturar a los actores. Yo hago cine social sin tener que recurrir a burradas. El cine social tiene sus implicaciones, pero no es necesario herir los sentimientos de los demás, no puedes ser tan hereje de meterte en la cosa para sacar un producto buenísimo, para que te den premios, no puedes ser tan egoísta: puedes ser un creador pero no lo otro.

Le recuerdo de nuevo su película sobre el 11M —la primera que se rodó en España después del trágico atentado—, cómo trató los personajes de la misma; me impresionó, sobre todo, el del hombre que maltrata a su mujer, una premonición de lo que ahora llamamos la «violencia de género», y el telón de fondo de la situación económica que viven los protagonistas. En aquellos años no había ningún «paraíso», como ahora pretenden algunos que creamos…

—Se trata, Pedro, de que en aquella película saqué toda mi rebeldía. Moví la cámara como quise, hice lo que quería; cuando ves Ilusiones rotas te sientes incómodo por algo, y es porque muestra la realidad, se ve lo que está ocurriendo sin falsos sentimientos, esa es la intención de la película…

Fotograma de «Five Colors»

—Volviendo a Five Colors, ¿es la película con más presupuesto de las que has hecho?

—Sí, tiene más presupuesto; lo que pasa es que alquilamos unos coches, cargamos las cámaras (calla un instante; ríe) y de crucero por Europa y parando en todas partes: toca Cadaqués, toca París, toca Berlín, toca Venecia… hay una secuencia que no estaba en los previos, yo hago de un tío que se le murió la mujer, durante muchos años la estuvo cuidando, tenía cáncer, y viene la hermana de la mujer a su casa y le encuentra tirado, borracho perdido: «Pero, ¿qué haces? —le pregunta—, ¿tú crees que mi hermana te quiere ver así…?», entonces él saca una carta del bolsillo, se la da y ella la lee: «Cariño, me has cuidado y querido tanto que ahora tienes que hacer lo que te salga de los cojones…», entonces se marcha a Londres y allí se para ante un bar que fue de ella y que ahora está cerrado; allí se queda recordando, un largo rato, sin ninguna otra imagen, sólo mirando en la puerta; básicamente Five Colors es gente andando por el mundo y cada uno de ellos es una pieza que encaja a la perfección. Las historias de las vidas entrecruzadas de los protagonistas de Five Colors son guiadas por una santera que les ayuda a encontrar su camino.

—La santera entonces es un personaje positivo… —añado que estoy más acostumbrado a verlas como «brujas» malvadas, un estereotipo, sin duda…

—La ponemos como un personaje positivo, porque hay mucha gente que recurre a ellas para eso, no para joder a los demás. No se ha hecho ninguna historia de una santera contando las historias de otros, siempre trato de hacer lo que no se ha hecho.

—Eso es muy difícil…

—Como es muy difícil lo intento hacer.

Acaba de terminar un guión que habla sobre cómo se vive la crisis en España y cómo en África, piensa que debería rodarse en Mauritania, pero no adelantemos acontecimientos el tiempo y la productora tendrán la palabra… Anymas, es otra de sus películas en ciernes, en este caso para el 2011, de la que está haciendo el boceto. Con esta película quiere estar en el Festival de Sundance donde han reconocido su labor. Trabajo y más trabajo. Quiroga sabe bien lo que quiere: con trabajo y constancia es más fácil lo que parece imposible… Apuro la cerveza. Alex Quiroga me acompaña a buscar un taxi. Hace frío. Quedamos para vernos otro día: estoy seguro de que será así.


TRAILER DE Five Colors:


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Five Colors (2010), se estrenará próximamente.

- FICHA DE LA PELÍCULA:
Guión y Dirección: Alex Quiroga
Intérpretes: Polivas Lairankus; Gerardo González; Lupita Sandoval; Rodrigo Goibar; Karen Cacaceo; Jenifer Lozano López; Candela Arroyo Álvarez; Cecilia Jiménez…
Fotografía: Rodrigo Goibar y Gustavo Jiménez
Música: DJ Jaimote
Montaje: F. Pérez Jiménez
Efectos especiales: Laya Producciones
Producida por Alex Media Grupo P.C.

- IMÁGENES ARTÍCULO: Fotografías cedidas por Alex Quiroga ©

Artículo publicado en el n.º 50 de la Revista Almiar (enero-febrero de 2010). Página reeditada en mayo de 2019.


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