El talento y el valor
una serie de reportajes por
Guillermo Ortiz López

Koldo Serra y la inevitable sombra de Gary Oldman

Quizá les suene. ¿Oyeron hablar en su momento del director español de cine que había conseguido contar con Gary Oldman para su primera película? Fue un pequeño acontecimiento, aunque era complicado quedarse con el nombre. Se trataba de un desconocido, un cortometrajista de éxito, con varios premios por Amor de madre o El tren de la bruja, una de las Historias horripilantes que al final no pudieron rodar Nacho Vigalondo, Borja Crespo y Gorka Vázquez.

Quizás debería empezar por ahí, por el fasto de Oldman y Sánchez-Gijón y la guapísima Virginie Ledoyen, llamada a ser el sex-symbol de la segunda década del siglo. Así, el nombre de Koldo Serra no les sería tan desconocido, podrían interesarse por una historia de glamour y guiones enviados a Hollywood, una historia de éxito y fama, incluso antes de estrenarse la película en España.

Pero no, voy a empezar por el principio, aunque eso cueste lectores. Voy a empezar por el principio de la carrera de Koldo: estudiante de Bellas Artes en la UPV, definiendo su pasión por los cómics, el skate y el gore en diversos cortometrajes de post-adolescente, compitiendo con Nacho Vigalondo —estudiante de periodismo en el mismo campus— por los premios de la Universidad, compartiendo después decenas de proyectos, incluido 7.35 de la mañana, con el que Nacho se fue a competir por los Oscars de 2003 y en el que Koldo era el ayudante de producción.

La «generación Goonie» les llamó Dani Mateo en una entrevista a todo este grupo de amantes del corto que poco a poco van a ir saliendo adelante en las grandes pantallas. Comparten fascinación por los 80 y, en cierto modo, por el cine de terror brutal de los 70, estilo Viernes 13 o, sobre todo, La matanza de Texas, igual que el wéstern a lo Sergio Leone, las películas de Sam Peckinpah...

Un conglomerado de influencias y de puntos en común. De encuentros en Festivales que van tejiendo redes.

El principio de mi relación con Koldo: una noche en San Sebastián, en pleno Festival, unos cuantos años después de que debutara en la Semana de Terror con Amor de madre, compartiendo pre-estreno de Bosque de sombras —ya iremos a eso más tarde, un poco de paciencia— con el resto de los cortometrajistas: el propio Nacho, que estrenará en breve Los cronocrímenes, Daniel Sánchez-Arévalo, la gran revelación del año con Azuloscurocasinegro y los citados Borja y Gorka.

Una presentación fugaz, cortesía de Mar Muro, la primera visión de Koldo Serra: un poco más bajo que yo, rechoncho, con cara de buena persona, ligeramente superados los 30. Imposible pensar que ese hombre se dedicara al cine gore en algún momento de su vida.

De ahí a diciembre de 2006 en la Plaza de Ópera, enfermo, griposo, subiendo la calle Escalinata hacia el Café Madrid, vacío, hostil, para tomar un par de coca-colas en cosa de media hora. Algo rápido para el reportaje porque al fin y al cabo, ya sabemos suficiente el uno del otro, o al menos yo sé suficiente de él, aunque sólo sea por nuestra facilidad para encontrarnos en restaurantes de comida rápida o salas de cine comercial.

Koldo, que cuenta su viaje a Japón con entusiasmo. Su manera de entender el entusiasmo, que nadie se emocione. En eso, Koldo y Nacho son completamente distintos. Todo lo que Vigalondo tiene de histrión, lo compensa Serra con su calma y su distancia. Lo único en lo que coinciden: su gusto por hablar y hablar muy deprisa, una delicia para cualquier entrevistador.

Dice: «Es más fácil el mundo del corto que el del largo, hay más oportunidades. Por ejemplo, un corto lo puedes grabar con una videocámara y colgarlo de Internet y tener cierta difusión. Con un largo eso es imposible, dependes de demasiadas cosas».

Dice: «El trabajo sí que es el mismo, porque para hacer un corto necesitas una idea, un año de encontrar subvenciones o presentar la idea a Festivales, confiar en que alguien —Fantastic Factory, Canal Plus, la FNAC...— tenga fe en ti y luego pasar unos días horrorosos, trabajando hasta la extenuación para tenerlo todo terminado».

Dice: «No me planteo volver a algo así, es demasiado pesado para mí ahora mismo y estoy exhausto». Su próximo proyecto es dirigir el vídeo del nuevo single de Deluxe, más allá le cuesta planificar.

De vez en cuando sorbe y estornuda y tose. Me siento algo culpable, pero él no parece darle importancia. Es de Bilbao, al fin y al cabo. Acaba su respuesta sobre las diferencias entre corto y largo: «De entrada, la extensión y el tiempo de rodaje. Pasamos de un guión de unas 15 páginas a casi 100, y de una semana de rodaje a dos meses. Todo es distinto, salvo la intensidad. La intensidad es igual. Acabas agotado, literalmente agotado».

¿Todo para qué? Para conseguir algún premio, quizá. Que los Festivales se fijen. «En los festivales de cortometrajes funcionan determinadas fórmulas, generalmente de humor, un final ingenioso... Eso es en lo que se fijan. Ser jurado es horroroso, muchas veces gana una película o un corto que no le ha gustado a nadie pero que entra como tercera opción entre dos claramente enfrentadas».

De momento, su primera película, Bosque de sombras sólo se ha proyectado en Festivales —Sitges y San Sebastián—. No es exactamente cine fantástico, ni siquiera cine de terror. Es una mezcla de thriller con influencias del wéstern sesentero. La crítica silbó su pase, pero eso no quiere decir nada. Habían aplaudido Lo que sé de Lola.

«Os la tienen jurada», avisaba alguien justo después a Nacho Vigalondo. «A los cortometrajistas, os la tienen jurada. Van a por vosotros».

Dani, de momento, se les ha escapado, o eso dicen los Premios Goya.

«La crítica ha perdido peso», afirma Koldo, «ahora, la mayoría de la gente se fía más de lo que lee en los blogs y eso que en los blogs uno puede leer tonterías inmensas. Se fía más de lo que diga un compañero que un crítico consagrado, aunque a veces sean igual de destructivos. Sobre mi película he podido leer a gente que ha dicho desde que era una obra maestra a que era una puta ponzoña. No creo que sea una obra maestra, pero una puta ponzoña desde luego que no es».

Koldo se bebe la coca-cola tan rápido que tiene que pedir otra. El bar sigue igual de vacío, con unas mesas enormes y unos camareros apáticos. Somos los primeros clientes, parece. Reflexiona sobre el cine español en la actualidad: «Los jóvenes apreciamos los matices, nos gustan las ideas frescas, eso es, en parte, la generación Goonie. Por supuesto, siguen funcionando las cosas de hace 20 años o las que tienen a un actor muy conocido, pero fíjate que los malos siguen siendo malísimos y los buenos, buenísimos. Parece que acostumbran al público a identificarse con un personaje y se limitan a contar lo bueno que es. Eso hay que cambiarlo».

¿Quién puede cambiarlo? «Rodrigo Cortés, Nacho Cerdán, por ejemplo».

O Koldo Serra, claro. «En Bosque de sombras nadie puede identificarse por completo con un personaje, todos van cambiando, tienen aspectos positivos y negativos. Eso es lo que le gustó a Gary Oldman, por ejemplo, que estaba siempre acostumbrado a hacer de malo».

Bien, Gary Oldman. Inevitable. «Enviamos el guión a un montón de actores a través de los contactos de la productora. De algunos no te puedo dar el nombre, pero estaba lo mejor del mundo: John Malkovich, Jeremy Irons... Algunos dijeron que sí y otros que no. Oldman dijo que sí y aceptó cobrar menos. No es que cobrara poco, su sueldo es altísimo con respecto al sueldo de un actor español, pero no cobra lo mismo que en Harry Potter , eso está claro».

A Koldo Serra no le intimida tener que dirigir al Drácula, de Bram Stoker, o a Aitana Sánchez Gijón o a ese enorme actor secundario que es Lluís Homar. «No te planteas a quién diriges. Prefiero no pensarlo porque me puede entrar miedo. A veces, había que repetir una toma 15 veces, y se repetía y no pasaba nada. A Gary le gustaba decir que estaba haciendo “cine independiente”, cuando esta película para España es casi una superproducción... no es Alatriste pero tampoco es una “peliculilla”».

Dice: «Todos conocían El tren de la bruja porque les enviamos el DVD junto al guión, así que ya sabían un poco cuál era mi estilo y mi manera de trabajar y, si habían aceptado, sabían a lo que se exponían».

Una vez acabado el esfuerzo creativo queda la promoción. «Es una película difícil de encajar, se mueve entre géneros, los personajes son ambiguos, no hay un target definido al que dirigirse». Eso le preocupa a la distribuidora, de ahí que el estreno se vaya retrasando hasta febrero. «No espero un taquillazo, simplemente que pueda hacer otra película, con eso me basta».

Aunque eso es hablar demasiado del futuro, porque ahora lo que quiere es descansar y seguir rodando vídeos musicales. Después de Deluxe, los Zodiacs. Todo entre amigos, con Borja como mano derecha.

La media hora se ha convertido en dos horas: eso no es una buena noticia para su gripe. En el café parecen contentos de que les pidamos la cuenta. Se ha llenado un poco más. Son las ocho y pico y en la calle hace frío, mucho frío. «Me considero un buen director pero un mal escritor, un mal guionista. No me importaría rodar algo escrito por otra persona, de hecho, la mitad del guión de la película es de Jon», concluye Koldo cuando sale el tema.

Bajamos Escalinata y nos despedimos en la Plaza. Esa noche hay un preestreno de Los Cronocrímenes, de Vigalondo. Un pase privado. Koldo no tiene muchas fuerzas para ir, prefiere verla en otro momento.

«La película de Nacho será una prueba de fuego para ver si los cortometrajistas nos acoplamos al mercado del largometraje o no. Al fin y al cabo, él es un poco la cabeza del movimiento».

Sí, pero sin Gary Oldman. Sí, pero sin el cartel en los cines Ideal, de Madrid, anunciando un estreno que nunca llega. Sí, pero sin la misma facilidad para afrontar el éxito o el fracaso con la misma serenidad. Mundos distintos.

En pocos meses saldremos de dudas. Es un paso adelante que el cine español tiene que dar si no quiere quedarse en un montón de buenas voluntades y grandes manifestaciones.

◻ ▫ ◻

Reportaje por Guillermo Ortiz López
Web de Guillermo Ortiz: http://www.guilleortiz.com/
Revista Almiar (Madrid; España) - n.º 31 - diciembre 2006/enero de 2007
🛠 Página reeditada en junio de 2021 ▫ PmmC

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