La dama y el mar
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Susana Perdomo
Todas las tardes la
Dama iba al mar a esperar a su amor que se fue. Prometió volver, una
tarde de otoño… Y así pasaron los días, los meses, los años…
La
Dama se sentaba en una piedra muy dentro del mar… esperando.
Las
horas pasaban y ella, cual estática roca, esperaba…
Su
vida se convirtió en eso… esperar.
Miraba
fijamente el horizonte, pero él no llegaba.
La
Dama, triste, volvía a su casa, una y otra vez, envuelta en las tinieblas,
bañada por el agua fría de helados inviernos, pero fiel a su amor,
reincidía.
Una
y otra vez…
Con
la esperanza marcada a fuego de un amor que fue su vida, volvía procurando
su encuentro.
Su
mente divagaba imaginando cómo sería… añorando los momentos vividos
y, poco a poco, fue perdiendo su contacto con la realidad.
El
ensueño era su realidad.
Por
las noches, soñaba, y en esos momentos, vivía.
Los
amaneceres la encontraban vestida de blanco, con su larga cabellera
dorada, enmarañada. Su tez se fue tornando cada vez más pálida, y
su figura más etérea.
Su
alimento era su recuerdo, su esperanza.
¡Cuántos
sueños, cuántas locas ideas pasaban por su mente una y otra vez!
Se
volvió triste, taciturna, y por las tardes, cual gacela, corría hacia
el mar, que era su refugio. Sentada en su piedra esperaba, ansiaba,
soñaba.
Una
noche no volvió. El mar se la llevó. Caminando por las aguas, cabalgaba
hacia su amado que, como un espejismo, aparecía a lo lejos.
El
mar la devoró.
A
la mañana, su frágil cuerpecito apareció en las arenas doradas con
la triste expresión en su rostro.
Así
la encontró él…
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susanape(at)adinet.com.uy
ILUSTRACIÓN RELATO:
Oil painting brushstroke textures coastal rocks detail, Por
Alexperez.art (Trabajo propio) [GFDL (http://www.gnu.org/copyleft/fdl.html)
undefined CC-BY-SA-3.0-2.5-2.0-1.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)],
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