Fotografía por Hippolyte Bayard (1840)


Tanatos
Carmen Lumière

Con el nacimiento de la fotografía surgió la posibilidad, hasta entonces impensable, de que las imágenes del ser humano fueran imágenes «reales», no sólo una representación más o menos concreta, abstracta, estilizada o realista, por primera vez en la historia del ser humano se dio la posibilidad de poseer y contemplar una escena real en la que participan seres reales. El hecho de que la «realidad» se convierta en «objeto», quedando directamente cosificados los participantes en la imagen fotográfica, forma parte de la naturaleza misma de la fotografía. Roland Barthes expuso que «retratar a un ser humano equivale a cosificarlo», y muchas culturas se muestran recelosas ante la representación fotográfica del ser humano; en el cómic Hombre de papel, de Milo Manara, la chica india le dice al hombre blanco cuando le descubre mirando la foto de su amada: «...sólo un idiota prefiere una mujer de papel a una mujer real. Si amas a una mujer de papel, eres un hombre de papel». La verosimilitud de las imágenes fotográficas las convierte en fetiches. Por otra parte, no debemos olvidar que la fascinación del ser humano por la contemplación de la muerte está íntimamente relacionada con el placer erótico y éste con la alegría de vivir (Freud llamó Eros al instinto natural por la vida misma), y, si tenemos en cuenta que una fotografía refleja una fracción de segundo que pasó para siempre, se puede decir con Roland Barthes que «las fotografías son memento mori que participan de la vulnerabilidad, mutabilidad y mortalidad de una cosa». Precisamente la fotografía está siendo uno de los campos de la creación artística en que con mayor evidencia se plantea lo siniestro como categoría estética de nuestro tiempo. Lo siniestro se teme, pero a la vez resulta atractivo.

La creación tanática como tema único o principal podría ser una sublimación de traumas y fantasmas, pero también podría tener muchos otros significados, incluso habrá quien diga que es producto de una mente enferma o inadaptada. Lo que sí es cierto es que la muerte ha sido repetidamente tratada por la fotografía y nos ha ofrecido imágenes conmovedoras y terribles, que nos estremecen y nos atraen.

Con estas premisas, debemos preguntarnos ¿porqué nos atrae y nos gusta (nos produce placer) contemplar la imagen de la muerte?, ¿creemos poseer al ser querido o admirado al poseer su fotografía?, ¿es una manifestación del binomio Eros-Tanatos, que Roland Barthes atribuye a todas las fotografías y no sólo a las explícitamente eróticas o tanáticas?

Desde sus mismos inicios, la imagen fotográfica se ha usado frecuentemente para la fotografía de cadáveres. En el libro La historia de la fotografía en España desde sus orígenes hasta 1900 tenemos el daguerrotipo de una niña muerta de 1854 realizado por un fotógrafo que tenía estudio en Madrid (Frank), también tenemos una imagen anónima de las momias de los amantes de Teruel desenterradas y vestidas con faldita, ya en fotografía sobre soporte de papel; el autor del libro, Lee Fontanella, señala que ésta práctica de fotografiar cadáveres podría ser objeto de interesantes discusiones filosóficas y menciona que en la última semana de julio de 1878 el cadáver de Mercedes de Orleáns estuvo expuesto y fue fotografiado.

El Autoportrait en noyé de Hippolyte Bayard (1840) es muy sugerente. En ésta fotografía Bayard simuló su suicidio. Había ideado en 1839 un procedimiento que utilizaba papel para el negativo, pero no fue comercializado en Francia por presiones políticas, ya que el principal interés de los políticos franceses de la época era promocionar el daguerrotipo. Fox Talbot hizo el descubrimiento paralelo en Inglaterra y poco después consiguió los derechos de comercialización en Francia, el resultado se llamó talbotipo, pero es más conocido como calotipo, del griego Kalos, bello. Bayard expresó su indignación autorretratándose, con ésta técnica, tras su «suicidio».

Los fotógrafos de guerra de mediados del siglo XIX, como Timothy O'Sullivan, iban en una carreta, donde transportaban todo su material fotográfico, solían llegar a los escenarios de las batallas cuando éstas habían terminado y hacían fotografías del paisaje después de la batalla y de los cadáveres.

El genial Manuel Álvarez Bravo como buen mejicano siente fascinación por la muerte, existen tantas imágenes suyas y todas tan excepcionales que no se sabe cuál elegir, la imagen del «obrero en huelga asesinado» es un icono de nuestros días, plena de simbología, impresiona su actualidad a pesar de haber sido realizada en 1934, ampliamente utilizada por su impacto visual y la fuerza que transmite, ha sido y es punto de referencia de grandes creadores.

Abundan las fotografías de soldados muertos, esta vez soldados alemanes medio enterrados en la nieve de Rusia en 1941, retratados por Galina Sankova.

Zoya Kosmodemyanskaya by Sergey Strunnikov (1942)
Ver esta foto en Wikimedia (1280x860 px.)

Tania torturada por los nazis (S. Strunnikov, 1942). Tanto esta fotografía como la anterior, creo que son referentes para las fotografías de Cindy Sherman y Dieter Appelt y plantean de nuevo un interesante debate filosófico. Una cosa es fotografiar la muerte de los otros en circunstancias «reales», como la fotografía de Tania o las conocidas imágenes del Che Guevara muerto y otra cosa muy distinta es autorretratarse uno mismo muerto y torturado.

El autorretrato de Cindy Sherman muerta juega con las sensaciones que nos transmite el color.

Los autorretratos torturados de Dieter Appelt, presentan una gran plasticidad formal y son el contrapunto de la fotografía anterior (Cindy Sherman), ya que su fuerza expresiva parte de la utilización de las luces en la fotografía en Blanco y Negro.

Y, más difícil todavía, la representación claramente erótico-simbólica de los cuerpos muertos de Joel Peter Witkin, cuyo trabajo es el más conocido referente fotográfico del gusto actual por lo siniestro.

Obviamente, este es un repaso muy somero de algunas imágenes de la muerte, existen otras muchas fotografías y autores que han tratado la iconografía tanática desde muy distintas ópticas, como la secuencia de la ejecución realizada por Alexander Gardner en 1865, el autorretrato de F. Holland Day como Cristo crucificado, que supuso un gran escándalo en su época, 1898, la conocida fotografía del soldado republicano cayendo en la guerra civil española hecha por Robert Capa en 1936 (parece comprobado que la imagen fue un montaje, pero eso no tendría importancia, como ya hemos señalado anteriormente el engaño está en creer que la fotografía sería más «real» en otro caso), y, más recientemente, las situaciones extremas en que Henry Lewis se presenta a sí mismo y los extraños rituales a los que somete su propio cuerpo.

Tanatos es un tema más y para la fotografía nada es ajeno, las imágenes que nos estremecen y nos remueven también nos hacen pensar y plantearnos nuevas reflexiones (incluso filosóficas, como dice Lee Fontanella). No soy una gran entusiasta de la obra de Joel Peter Witkin, aunque su calidad formal y su profundidad conceptual son indudables, pero mi opinión personal es que la fotografía titulada Le Baiser en la que la cabeza de un cadáver, abierta como un libro, se besa a sí misma es una de las imágenes más interesantes, sugerentes, bellas y estremecedoras que ha producido la fotografía de todos los tiempos.

Página de la autora: http://es.geocities.com/carmenlumiere

OTROS ARTÍCULOS DE CARMEN LUMIÈRE:
Tanatos
| Lewis Carroll: La Mirada inocente | Fata Morgana: Josep Renau

ILUSTRACIONES ARTÍCULO: (Cabecera) Hippolyte Bayard - Drownedman 1840, By Hippolyte Bayard [Public domain], via Wikimedia Commons) | (En el artículo) Zoya Kosmodemyanskaya, Sergey Strunnikov, Public domain, via Wikimedia Commons ▫ F Holland Day- I Thirst (The Seven Words), F. Holland Day [Public domain], via Wikimedia Commons


Relato publicado en Revista Almiar (2002). Página web reeditada en febrero de 2021.

Sugerencias

Triana

Triana, rock andaluz (artículos y letras de canciones)

enlace aleatorio

Enlace aleatorio