Lara Moreno

Poemas


I

A veces amanece
y la ciudad se ha ido.

Las farolas con sus pasos
desgarbados,
el ruido torpe
del puente de hierro.

No quedan gaviotas en el mar.
Un milenio agotado.

Después, los gritos de los
niños escapando,
el alborozo de todas
las faldas al vuelo.

Hay un paso de cebra
dibujado en mi colchón,
la sombra de un atropello
entre mis sábanas.


II

Acaricio su mano y el tacto de las venas en el dorso de la muñeca me estremece. Algo de mis propias venas se remueve hacia el centro, al sentir que estas otras están dispuestas para mí sobre la colcha, como minúsculos ríos de agua que hierve, desnudos
ante el acecho de mis dientes.
Sigue en mí el tacto, el pensamiento.
Porque la calma de esta habitación viene a parar al sueño, a la tarde inmóvil de invierno, con el sol caído y unos perros rebeldes desgañitándose al fondo de la plaza
.



III
Víspera de viernes

La luz de una vela y un gemido antes de la mañana.
/
Un gemido para cada grieta del aire cuando la luz traspasa firmamentos delgados como músculos del pie.
/
El pie sube, se agarra a la pared de piedra.
/
Hay señales.
/
Contrapuertas secretas para este mundo nuevo que habitamos.
/
Dijimos una vez: basta.
/
El pie tiembla; es la luz de las farolas de la niebla que preguntan por el día siguiente.
/
Siente la piel el fuego de la llama y no se retuerce al pensarlo.
/
Lo dijimos una vez: no importa el dolor.
/
Quiero que vengas antes que la noche, puedes aparecer desvencijado, hecho un cúmulo de malas intenciones.
/
Recogeré tus huesos uno a uno, caricias para un náufrago.
/
El pie tropieza, es carne fresca lo que ha encontrado.
/
Tiene un sentido doble tu presencia: la hora del amor y del ahorcado.
/
La cuerda un epicentro en la batalla, toque de queda y gritos, sabes que guardo el sexo en la garganta.
/
Tiempo de vivos.
/
Esas palabras tuyas, las de la isla, miramos tanto al mar que nos volvimos mudos de hacer calor, tiernos de espanto.
/
Yo sé que allí nos vimos, nos encontramos.
/
Ahora es otra cosa.
/
Todo en tu mano.
/



IV

Torbellino
lleno
de curvas
a veces
se estanca
y uno se pregunta
cosas
algunas
cosas determinantes
como
por ejemplo
quién soy
dónde estoy
y todo eso.
Pero
entonces
esa calada del cigarro
sorbo de ron
a ver qué canción
suena ahora
levantarse para
ver
que la vida
no es
más
que un pedacito
de indiscriminación
de tenacidad
disfrazada
la vida no es
más que algo de esto
esto que siento
nuevo y viejo
aquí y ahora
parapetos
del sabor
de la nostalgia olvidada
ya sabéis
perder el tiempo
un rato
intuir
que el cielo va a caerse
machacando nuestros pies
que hay que tener
las dos manos libres
para levantarle la falda
todos quietos ahora
por un segundo
milimétrico
el ruido de tu noche
cada noche
los párpados quemados
ceniza por doquier
y ningún lamento
luchar un poco
por la ausencia
que también hay que luchar
por la ausencia
que de presencias
vamos servidos

inestabilizados
nos aguantamos el alma


V

Perder el tiempo no es mirar embobado
el cielo azul de las diez de la mañana.
No es hacerse el remolón en la cama,
decidirse por una leche con miel.

Perder el tiempo no es no tenerlo claro,
o cambiar el taxi por el autobús.
Subir la cuesta del parque del Oeste.

Perder el tiempo no es no saber adónde ir
ni adónde mirar.
Dejar el trabajo para más tarde.
Cancelar las citas del día.
Todas (hasta las verdaderamente importantes).
Dejar que pasen las horas de la mañana
fumando hachís entre medias y frío.

Perder el tiempo no es acercarse a un cuerpo extraño
con todas las dudas colgándote del pelo,
arriesgándote a no sentir,
a no percibir.
Tomar la parte por el todo,
y no querer huir, que ya es tanto.
Recolectar colillas a las tres de la mañana,
oler los gatos en las escaleras.
Una rendición falsa, un aplazamiento.

En la cabeza otro nombre
a punto de salirse por la boca;
mirar de reojo, por si acaso estuviera.
Y sin embargo sentir,
sentir la calma.
A ratos mucha calma.
Las manos ásperas,
los labios blandos.

Hay algo en esta vida que me gusta.

Perder el tiempo no es pararse a mirar a través de los cristales.
Perder el tiempo es otra cosa.
Es estar muerto, en orden.


____________________
Lara Moreno Martín nació en Sevilla en 1978, pero es onubense. Estudió Periodismo en la Universidad de Sevilla. Ha hecho el Master en Edición del Grupo Santillana y la Universidad de Salamanca en el 2005-2006. Ha publicado el libro de relatos Casi todas las Tijeras (Ed. Quórum, 2004), y ha participado en las antologías Molinos de Viento (CEDMA, Ed. Juan Bonilla, 2005) y en Ellas también cuentan (Finalista Premio Ana María Matute 2004). También ha publicado en las Ediciones Imperdonables del editor e impresor artesanal Francisco Cumpián (Málaga) y en La Musa Ebria (Granada, 2006). Ha sido editora del libro de microrrelatos Los Vicios Solitarios (Asociación Cultural Igriega, 2003) y actualmente prepara la edición de la antología poética Aquí y Ahora, también de Igriega. Colabora con algunas editoriales, como lectora de manuscritos y correctora, y reside en Madrid.

Web de la autora: www.nairobi1976.blogspot.com


ILUSTRACIONES POEMAS: Obras digitales de Jorge Roberto Vai © (ver muestra de sus obras, en Margen Cero).


Mar de Poesías


Poemas publicados en Revista Almiar, n. º 32 (febrero-marzo de 2007). Web reeditada en marzo de 2020.

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    Revista Almiar (2007-2020)
    ISSN 1696-4807
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