ALMIAR

Margen Cero


n.º 17 - Segunda época
julio / septiembre de 2010



Ian Welden

El náufrago


Desde mi viejísimo sofá azul
te envío botellas verdes con mensajes de amor
aviones de papel rosado
y volantines del dieciocho de septiembre.

Todo lo que tengo a mano te lo envío.

Mis cigarrillos y cenicero,
mis anteojos,
mis libros
aún no leídos.

La fotografía de mi madre
tomada en el patio de mi casa
esa última navidad.

La rústica pipa de mi padre
labrada por él
una tarde de primavera
el día antes de que se fuera
para siempre.

Con la infantil esperanza
de que vengas a rescatarme
esta noche tan solitaria.


La mujer transparente
En memoria de María

Y entonces
simplemente enloqueció.

Revisando sus deudas
con el sol en la espalda
un puñetazo en los dientes
y el film que recién había visto
en el porno-shop.

Ella no sabía
que tipo de mundo era este.

Una moneda de cobre
o un millón de dólares
un pan reseco
o un asado de cordero.

Lo intentaba
pero jamás llegaba lejos.

Y entonces
simplemente enloqueció
escribiendo su testamento
regando ríos
regalando miel a las abejas
revisando las viejas fotos
olvidadas en su saco de dormir.

Ella no sabía
qué clase de amigos tenía
si eran una manada de buitres
esperándola a la vuelta de la esquina
o tan solo un grupo normal
de humildes pecadores.

Lo intentaba
pero no llegaba lejos.

Era tan bella
y jamás la entendí
bailarina fresca
entre las multitudes
las luces de la ciudad
le iluminaban su cuerpo bendito
su sonrisa desinhibida
se clavaba en mi sexo.

Y así, sin preámbulos,
enloqueció.

Intentando sobrevivir
con su joven corazón tan viejo
y su alma de túnel
se transformó en una sombra
perdida en la luna.

Jamás supo que lugar era este
un vaso de muertes
un espejo quebrado
una manada de caballos
desbocados en el hipódromo.

Intentó duramente
pero jamás llegó lejos.


Selma

Se ríen de ti
de tu tez de sombra
de tus cabellos de noche
de tu aldea tragada para siempre
entre escombros y niños muertos.
Llegas al paraíso caucásico
envuelta en mantas de la cruz roja
solitaria como una estrella fugaz
frágil como una cucharita de cristal
triste y asustada como una lágrima.
Y se burlan de ti
de tus ojos de carbón
de tu verbo extranjero
Selma de las montañas heridas
¿a dónde te irás ahora?


El viejo en el exilio y el Ejército
de la Dictadura Bancaria del Norte & Co.


Por ser viejo
gris, canoso,
aficionado a los crepúsculos
fiel amante de subversiones
y eterno estudiante de la vida,
el Ejército de la Dictadura Bancaria
del Norte & Co.
(EDBN & Co.)
me ha destituido y privado
de todas mis habilidades
privilegios y ocupaciones
tales como hilar sombras de colores
amar con ángeles en las esquinas oscuras
o liberar a viejas almas de sus tumbas
en las gélidas y oscuras tardes árticas.

Sin embargo desafío al EDBN & Co.
y oculto en estas noches poderosas
grito auxilio encaramado en los icebergs
lanzo fuegos artificiales
bailo cuecas y tangos
rock y ballet
canto Gracias a la Vida a todo pulmón
y las sombras y los ángeles y las almas
se han aliado conmigo
trayéndome misteriosos mensajes
solidaridades y declaraciones de amor
desde lejanas tierras cálidas y melancólicas
en verdes botellas de náufragos.
Me siento entonces aquí
en los arcaicos bloques de hielo
a esperar mi rescate final
mientras reviso mi noble bitácora.


Los machos

Vengo de la pega
colgado de un gancho.
Todos mis compadres
colgados de un gancho.
Y el bus nos escupe
al llegar al paradero Trece
paradero negro y hediondo.

Caminamos eternos caminos
hacia la población.
Chao compadrito nos dispersamos.

Sigo solo
la policía me observa
y no hay luces en este sendero
mi instinto me conduce.

Huelo.
Escucho.
Tropiezo, caigo, desmayo
y pierdo el escaso conocimiento
que alguna vez casi poseí.

Pero pienso
luego soy
y despierto
y encuentro oliendo
cual perro guardián
mi territorio.

Ahí están
mi hembra
mis mujercitas y mis hombrecitos.

Traigo apio húmedo aún
y papas recién desenterradas.
Hacemos maravillas en la olla
y después de comer
nos acostamos todos juntos
a mirar las galaxias fugaces.


Jugando a las escondidas

Con el pretexto de jugar a las escondidas
nos podemos tocar, impunes.
Trece años de de edad
no es lo peor que tenemos.
Te descubro oculta entre los pinos
te atrapo
te siento temblar contra mi pecho
cual coqueta gacelita en celo.

¿Tan jóvenes fuimos?
te pregunto pensativo
mientras tejes y yo reviso el álbum.

Sonríes cautelosa
vieja gacela astuta.
¿Vamos a la cama? Es tarde
mañana vienen los niños.

Me duele la cabeza te respondo.


__________
Ian Welden. Nació en Santiago de Chile en 1948.
Estudió comunicación de masas y cine en la Universidad Técnica del Estado.
En 1974 viajó a Barcelona donde trabajó como radio-operador e intérprete en un barco que buscaba petróleo en el suelo marino de Barcelona.
En 1975 se asentó en Copenhague, Dinamarca, donde trabajó en los campamentos para refugiados de la Cruz Roja. Ahí, entre muchísimas otras tareas, escribió cientos de poemas y relatos y recopiló además poemas, relatos y gráfica de refugiados de muchos países.
En 1974 inauguró su exposición GUERRA MUNDIAL-TERCERA FASE, compuesta por montajes fotográficos y literatura del autor. La exposición versó sobre la sangrienta guerra civil en la otrora Yugoslavia.
Escribe poemas y cuentos que publica en diversas revistas virtuales del mundo y en su blog Milagros: http://1234qwer.ohlog.com/

Contactar con el autor: ian.welden[at]mail.dk

Ilustración de los poemas realizada por el autor ©



Sumario del n.º 17 de Mar de Poesías:

Anaray Lorenzo Enrique Gambín López Fernanda Oyarvide Gocho Versolari Gustavo Marcelo Galliano Ian Welden Indalecio Iglesias Fernández Javier Geme José A. Fernández Sánchez Juan Medina Mariana Ramos Koprivitza Díaz Mario Meléndez Mayte Salguero Natalia Herrera Pedro Alcarria Viera Roberto Ferrer Román Abad Cueto Silvia Italiano




Archivo histórico de poemas en Margen Cero
Separata publicada en el n.º 55 (noviembre/diciembre 2010)
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