Una mañana, un crepúsculo, una noche,
Y el reloj desgrana el tiempo.
Pasan estaciones, que pesan,
colgando y descolgando sueños en atriles
Péndulos de diciembres viejos.
Soy esclava del rigor del tiempo
que se reparte en retazos de edades,
en secuencias, en instantes,
en partículas de terrón de azúcar,
salpicados con pizcas de sal.
Calendario, fileteador de recuerdos,