Carmen Simón

por Guillermo Ortiz López


En estas entrevistas se habla mucho de crear y de imaginar y de tener ideas geniales, ilusiones, sueños… pero todo eso, señores, se quedaría en nada si no hubiera gente capaz de poner los medios, o de encontrarlos, más bien, para que todas esas ideas, toda esa imaginación saliera adelante. El talento para abrir camino. El sentido práctico. La gravedad.

Si yo tuviera que dejar cualquiera de mis proyectos en manos de alguien —aunque fuera un proyecto absurdo, imposible, exagerado, pongamos, «dominar el mundo»— lo dejaría en manos de Carmen Simón. Sin duda, ella se encargaría. Haría llamadas, convencería a gente, todo funcionaría en tiempo y lugar y el mundo sería un lugar más feliz, dominado por completo por Guillermo Ortiz y un equipo de productores dirigido por ella.

Todo esto no quiere decir que a Carmen la creatividad le sea ajena, ni mucho menos, simplemente «prefiere ordenar que crear». Pero si es capaz de manejarse en el mundo audiovisual, tanto televisivo como cinematográfico, con tanta desenvoltura es porque sabe qué es lo que se necesita en cada ocasión, porque lo comprende, porque puede ayudar.

«Me gustaba el cine desde pequeña, cuando veía los ciclos de La 2 con mi madre. Además, tocaba el piano en una academia, iba muy poco a poco. Yo pensaba en dedicarme a algo que pudiera mezclar las dos cosas, un módulo de sonido o algo así, lo que pasa es que saqué unas notas muy buenas y me decidí a hacer Comunicación Audiovisual. Era un infierno: por las mañanas iba al Conservatorio, acabé el grado medio de piano y empecé el superior, y por las tardes iba a la Universidad. No tenía tiempo para nada».

Carmen explica todo detenidamente, para que nada se quede en el tintero, cerveza en mano en la noche de agosto del Triskel, un prodigio siempre de claridad y realismo: «En la carrera todos estaban desilusionados, yo no. Yo ya sabía lo que era. Creían que íbamos a estar todo el rato de prácticas, manejando cámaras y tal, pero eso hasta el final no se hace. Además, para mí, la música estaba en primer plano, lo que hacía en la Universidad me servía como aprendizaje, sí, pero poco más».

El ejemplo de Dino de Laurentiis

El problema llegó cuando hubo que elegir entre la música y los estudios: «En el grado superior de piano había que estudiar seis horas al día. Yo no tenía esas seis horas, así que empecé a tener muchos problemas con las notas y tenía que ampliar matrículas y al final consideré que ya había aprendido suficiente piano como para disfrutar con ello y lo dejé. En el Conservatorio no entienden que la gente pueda tener una vida aparte. Todo está destinado a que acabes como profesor, ni siquiera dejaban tocar a la gente que estaba en orquestas ganándose la vida. No daban tiempo para nada y desde luego ninguna facilidad para seguir. No puedes cogerte un número de asignaturas y dejar el resto para el siguiente año como en la facultad».

Así que Carmen decidió centrarse en el mundo audiovisual, pero no se veía escribiendo guiones ni detrás de una cámara. «Justo antes de entrar en la carrera, cuando no tenía claro siquiera si iba a estudiar una carrera, vi en la tele un documental sobre Dino de Laurentiis. Me fascinó. Le gustaba el cine y hacía lo que fuera por conseguir sus objetivos. Empezó desde la nada y acabó como un superproductor de Hollywood. Me encantaba esa idea: saber lo que quieres hacer y buscar todo lo necesario para tirar adelante».

Sin embargo, la producción en la carrera era algo desconocido. «No das nada en los primeros años. A mí me interesaba eso y el montaje, porque puedes elegir y definir el proyecto… aunque lo bueno de la producción es que estás ahí desde el principio hasta el final, controlando». A Carmen le encanta controlar. Controlarlo todo: las distancias, los tiempos, las maneras, los momentos. Es un prodigio del control, una Tauro con una capacidad para el orden increíble y que sólo se deja llevar cuando ha sopesado por completo que le merece la pena. Aún no sé si es una chica sin ningún miedo o una chica que tiene tanto miedo que necesita tenerlo todo al alcance de la mano. Ella tampoco lo sabe. Tiene 24 años.

Informativos Cuatro

«En cuarto cogí una asignatura optativa que se llamaba Producción de Informativos. Si no haces esa asignatura, olvídate de aprender algo de producción… El caso es que saqué sobresaliente y el profesor me consiguió una beca en informativos de Cuatro. La beca era para el verano, pero la cosa se complicó y tuve que empezar en otoño, así que antes estuve buscando otras cosas».

Sacrificó el verano de una veinteañera por trabajar en Pozuelo, en Mínimo Producciones. «Era un sitio muy chiquitín, les gustaba el videoarte, las series, la creación… pero se ganaban el pan con vídeos corporativos, como casi todas las productoras de ese tamaño. Yo me encargaba de producción y administración. Fue una gran experiencia y supongo que me podría haber quedado, pero la beca en Cuatro era muy jugosa».

De la Ciudad de la Imagen pasó a Tres Cantos, al mítico Edificio Sogecable, que funciona casi como una ciudad independiente. «A mí no me gustaban los informativos. No los veía. De repente, al trabajar en Cuatro, me tuve que enterar de todo y resultó que me encantaba. A veces me pregunto qué pasaría si me dedicara profesionalmente a producir ficción, porque si aprendí a disfrutar tanto de los informativos… Bueno, quién sabe, a lo mejor me pasaba al revés y acababa odiando el cine».

La pequeña Carmen, con su 1,60 justo, su pelo variable pero siempre intensamente moreno y su sonrisa tranquila de chica nerviosa, apenas tuvo tiempo para aprender: había que hacer cosas desde el principio. «Lo primero que te llama la atención es la cantidad de gente que trabaja ahí. Aparte están las cosas que no has visto nunca en la carrera: coordinación de satélites, por ejemplo. El equipo de producción de informativos se encarga de conseguir imágenes, enviar y recibir cintas, ir a las grabaciones para que todo salga bien, coordinar, darle la información a los editores…».

Su primer «directo» en solitario fue el 31 de octubre. Se acuerda de la fecha. Se leía la sentencia del 11-M, en la Casa de Campo, y ella se encargó de todo para Cuatro, CNN +, el programa de Concha García-Campoy… «Estuvimos toda la mañana y salió todo muy bien. Antes iba con otros compañeros, pero ahí me tocó ir sola porque había mucho follón. Fue divertido, éramos como 100 personas trabajando, de distintos medios, unos al lado de otros, como en las películas. Cada uno teníamos un metro más o menos, así que pones tu esparadrapo que ponga CUATRO y te quedas ahí, cuidando que nadie se cuele justo cuando entras en antena».

ETA, Isaías Carrasco y las Elecciones Generales

La beca duró seis meses, con viajes por todo Madrid para coordinar emisiones, hasta alcanzar una soltura profesional a la altura de la personal. «Recuerdo también las Elecciones Generales. Fue una cosa increíble trabajar en informativos en un momento así. Días antes, ETA había matado a Isaías Carrasco y tuvimos que hacer un trabajo tremendo, pero mereció la pena: entramos en directo en el pueblo antes incluso que TVE. Un equipo de producción se la juega cuando surge algo inesperado, porque, por ejemplo, las Elecciones, o la Eurocopa, que la hice ya con VSAT, son eventos enormes y muy complicados, pero también muy planificados. Hay que hacerlo perfecto, pero sabes cómo hacerlo. En un atentado, no».

Carmen se plantó en primavera de 2008 con todo a medio acabar: el grado superior de piano, definitivamente abandonado, la licenciatura en Comunicación Audiovisual, retrasada y con asignaturas pendientes. ¿Cundió el pánico? Nunca. Y si hubiera cundido, desde luego, nadie se hubiera enterado. «Pasé mi currículum por varios lados y me llamaron de VSAT porque necesitaban gente. A mí me conocían precisamente porque Cuatro era cliente de VSAT. Nosotros damos contenidos a las cadenas, que los compran. Mi trabajo se llama booking, mover unidades móviles para darles imágenes a las televisiones que no tienen delegaciones ni medios en determinados sitios. También retransmitimos deportes, eventos… por ejemplo, tenemos la concesión de la señal de la Expo de Zaragoza».

Del informativo a la ficción

Que sea asquerosamente eficaz en su trabajo dentro del campo de los informativos televisivos, no significa que Carmen haya abandonado el sueño de producir ficción: «Cuando estaba en Mínimo hicimos un vídeo corporativo para Red Eléctrica Española. No es cine, pero es creativo. Además, el verano pasado hice la producción de Mediocrity, el corto de Vega Pérez-Chirinos y María Riveiro».

¿Cuál es la diferencia entre ficción e informativos? «Toda. En informativos, todo se ve día a día, es imposible planear, todo es inmediato. En ficción, es al revés, organizarse y tener un buen plan lo es todo».

Un buen plan para desarrollar buenas ideas. Carmen produce informativos, cortometrajes, coordina unidades móviles, colabora en guiones, toca el teclado en Eyescross (http://www.myspace.com /eyescross), un grupo de pop con influencias inglesas, y parece preparada para, como Dino de Laurentiis, en cualquier momento dar el gran salto adelante. No se sabe adónde. Los demás no sabemos adónde, al menos. Es más que probable que ella ya lo tenga claro. Carmen no quiere brillar, sólo quiere ser necesaria. Casi nada.


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EN LA 1.ª ENTREVISTA:

Laura Cuello · Luis Ramiro · Vega Pérez-Chirinos · Pablo Ager · Lara Moreno · Emite Poqito · M.ª José Moreno · María Riveiro · Carmen Simón · Inés Thiebaut · Víctor Alfaro


- Web de Guillermo Ortiz López: www.guilleortiz.com/
- Imágenes remitidas por Carmen Simón ©
▫ Artículo publicado en
Revista Almiar, n. º 41, agosto-septiembre de 2008). Reeditado en febrero de 2020.

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