La luz del faro que sangra
a través de una ventana rota en un cuarto
piso vista al pasar a cien kilómetros por hora,/
distinguí la silueta de un hombre sin camisa mirando hacia la calle,/
no alcancé a ver su expresión/
ni podría determinar su edad,/
tampoco alcanzo a imaginarme sus rasgos/
o la vida que lleva/
o las miserias que carga/
o las pequeñeces que le hacen feliz,/
se me hace imposible, incluso, recordar con nitidez su postura/
creo que se sostenía con ambas manos del marco de la ventana/
y observaba el paisaje/
inclinado sutilmente hacia adelante/
como si quisiera lanzarse hacia la calle/
en un momento imprevisto,/
seguramente lo hizo minutos después,/
tal vez sólo segundos después,/
el bus urbano en el que iba yo me alejó de ahí muy pronto como para poder
asegurarme/
pero sin otra prueba que mi intuición/
me he logrado convencer en estos últimos días/
de que algo ocurrió,/
sé que el tipo estaba decidido a terminar con su existencia,/
pude sentirlo,/
tuve una de esas certezas,/
igual que el sabor de una fruta a centímetros de mi boca,/
o la imagen azulina del televisor encendiendo mi oscuridad,/
o el gesto de desagrado de mi vecino cuando me ve en el pasillo del edificio,/
en fin,/
nadie me podrá sacar de la cabeza que el tipo ese terminó en el asfalto,/
desgonzado como un muñeco,/
sus sesos a tres metros de distancia espantando a una señora,/
la mayoría de sus huesos rotos,/
su rostro exhalando un suspiro doloroso que se aterra ante la idea de
que el salto no haya funcionado,/
y la luz que se apaga en mitad de la tarde,/
entre el gentío chismoso y cruel que se arremolina a su alrededor/
y detrás de los gritos histéricos de la misma señora espantada/
un rumor cadencioso como el de un arrullo que se hace más y más imperceptible/
hasta que el motor se apaga/
y los ángeles y demonios hacen su fiesta,/
rifándose el botín sangriento.../
aunque es posible que nada haya ocurrido,/
tal vez el hombrecito se echó un pedo junto a la ventana/
y regresó a su sillón a aplastar su culo frente a 21 pulgadas de basura/
o me vio a mí pasar a toda velocidad detrás del cristal sucio de la ventanilla
del bus/
pero no se imaginó nada,/
no tuvo tiempo,/
o sencillamente él no es como yo,/
no piensa en esas cosas,/
y hace bien.../
he considerado ir hasta su apartamento para asegurarme de lo que pasó
esa tarde,/
pero cuando estoy decidido a hacerlo me arrepiento,/
¿qué voy a decir cuando llegue?,/
¿y si me abre él?/
prefiero hacer el intento de olvidarlo,/
por lo menos hasta que algo más ocupe mi cerebro,/
la rápida huida de un gato a la madrugada,/
un niño en muletas lanzando naranjas al aire y pidiendo monedas,/
el goteo de un grifo mal cerrado a las siete de la mañana,/
cualquier cosa,/
cualquier cosa,/
cualquier cosa,/
por ahora está la imagen del tipejo sin camisa/
y tendré que soportarla hasta que se largue/
como una visita indeseada,/
hasta entonces me seguirá como un perro/
haciéndose cada vez más y más familiar.../
pero sí, ya se irá.../
como pasa con todo, ya se irá.../
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Contactar con el autor: gabriellopeznieto[at]hotmail.com
Ilustración poema:
Neve zedek tower by
arik levi simoni - Own work. Licensed
under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons.
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